En España antes de la pandemia por el coronavirus solo había un mínimo porcentaje de personas en activo que realizaban teletrabajo, concretamente un 7,5% de la población, y el resto de trabajadores solo soñaban con poder evitar atascos o largos trayectos en los que se perdían mucha parte del día. Llegó el estado de alarma y forzó a las empresas a acelerar un proceso que habían dejado en el aire durante años. En solo unos días todas esas trabas se solventaron y un tercio de la población ocupada comenzó a teletrabajar sin que se viese mermada la efectividad y la productividad. Pero el precio a pagar empieza a notarse y las carencias de un país poco acostumbrado a teletrabajar, también.
Fueron los trabajadores los que vieron cómo sus horas aumentaban (un estudio concreta que al menos dos horas al día) - el 46% considera que la jornada no acaba nunca-, la desconexión digital no existía y la conciliación se volvía imposible. Es entonces cuando la percepción sobre el teletrabajo se invirtió para muchos. Un informe elaborado por Actiu lo deja claro: el 73% de los españoles quiere volver a la empresa. No todos los días, eso sí. Nos parece bien el teletrabajo, pero no todos los días de la semana. Solo un 10% de españoles reconoce que no quiere volver a la oficina nunca más.
Las razones de esta añoranza de la empresa son variadas. Echamos en falta una mayor relación con los compañeros (56%) - aunque creamos que no las discusiones, las bromas, las peleas y los debates pueden ser productivos-, los momentos de desconexión (33%) - en casa lo vemos misión imposible-, tener un espacio y mobiliario adecuados (32%) - porque trabajar en la cocina o en la silla del cuarto y más ahora con el calor, no es lo mejor- y disponer de herramientas tecnológicas ágiles y flexibles (22%). Los problemas de conexión y tecnológicos se han convertido en un problema diario para muchos. Y sí, tener hijos en casa aumenta todos los problemas: la mitad de los trabajadores en esta situación notan en cansancio y tienen más dificultades para concentrarse.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguró recientemente que la percepción social sobre el teletrabajo "ha mutado", las empresas se han dado cuenta de que no reduce su productividad sino que la aumenta.
Díaz ha defendido la regulación porque no puede convertirse en "un elemento perpetuador de los roles de cuidados tradicionales". Por ello, ha señalado que la Administración y los agentes sociales "no pueden ser ajenas" y deben crear tejido de responsabilidad social "que refunde en el beneficio de empresas y trabajadores y que proteja la conciliación y el buen desarrollo de relaciones laborales lejos de estereotipos, sesgos o discriminaciones".
Recordó a su vez que el ministerio está elaborando una norma que permitirá que el teletrabajo se desarrolle con garantías, habilitando mecanismos que aseguren la desconexión, la protección frente a riesgos laborales, el cumplimiento de horarios, la justa retribución y el derecho a salud laboral.
Alicia Muñoz Lombardía, vicesecretaria del consejo de Santander España y directora de órganos de gobierno, regulación, privacidad y cambio climático, es también la impulsora de la Declaración Teletrabajo & Innovación 12 compromisos + 12 causas para la era post-COVID. A través de la Universidad Pontificia Comilla ha realizado una exposición sobre Teletrabajo y la Conciliación en la era post-COVID 19, donde ha afirmado que la pandemia “ha acelerado el teletrabajo pero este no ha venido acompañado de otros elementos”
Cuando la experta habla de teletrabajo, especifica que es el híbrido entre presencial y desde casa, una actividad que “requiere una nueva cultura empresarial. Tiene que haber un contrato entre la empresa y el trabajador” que garantice unas condiciones, se necesita una “transformación dentro de las compañías, se necesita un crecimiento inclusivo”.
Alicia Muñoz enumera las muchas ventajas del teletrabajo, tanto para la empresa como para el trabajador. Entre ellas que no se para la producción, como ha sucedido durante la pandemia, promueve la inclusión de trabajadores con movilidad reducida, puede ayudar a poblar la España vacía y a adquirir talento de otros lugares.
Si bien es cierto que durante el estado de alarma sin colegios ni abuelos “ha sido complicado” compaginar el cuidado de los menores y el teletrabajo. Alicia Muñoz cree que “necesitamos cambiar la perspectiva, ha sido difícil distinguir trabajo y cuidado familiar…Durante este tiempo se ha incrementado un 23% las reuniones, se han incrementado las horas. Se ha hecho necesaria más que nunca la desconexión digital. El horario de trabajo tiene que ser igual con independencia de dónde trabajemos. Por estar en casa no quiere decir que estemos disponibles. La conciliación se ha visto muy mermada durante la pandemia”
“La tecnología ha sido imprescindible pero es necesario un uso responsable por la fatiga digital. El teletrabajo es bueno para la empresa, el trabajador y la sociedad…El estrés y la ansiedad vivida por muchos teletrabajadores con niños estos meses ha hecho que lo rechacen”.
Alicia Muñoz hace alusión a un estudio realizado por el Banco de España donde destaca que el potencial de teletrabajadores podría llegar al 30,6% del total ocupado.
"Si consigues teletrabajar y acceder al material online de la app del cole mientras tienes que dar de comer, conseguir que estudien y mantener vivos a varios menores te convalidan Teleco y te llaman para el Circo del Sol". Es una de las bromas en las redes sociales a cuenta del coronavirus y el teletrabajo que se han vuelto virales. Pero como siempre, tras la chanza hay una realidad.
Ahora, se echa de menos la interactividad con los compañeros de trabajo. Y también, pese al ahorro de tiempo en los desplazamientos, la desconexión en el día a día es compleja, como destaca el propio Ministerio de Trabajo. Otro elemento son las condiciones de trabajo. La improvisación en muchas empresas ha sido inevitable. De hecho, aunque el 56% de los trabajadores afirma que cuenta en su hogar con un espacio específico para trabajar, un 22% lo hace en el dormitorio y un 20% en la cocina o mesa del salón. Pasamos de la silla al sofá y a la cama, con el riesgo para la salud que eso conlleva, según desvela el informe 'Teletrabajo: una situación puntual o el futuro de las empresas, realizado por la empresa Citrix.
En él se destaca que la mitad reconoce que estar en su hogar le distrae más y el 40% considera que le falta la tecnología adecuada. Así que sí, el teletrabajo ha entrado en nuestras vidas como un huracán y ahora se ven las secuelas. No es que lo odiemos ya de entrada, pero gran parte de los trabajadores hubieran preferido que hubiera entrado en sus vidas de una forma más gradual.