Igor el Ruso declarará desde un habitáculo de cuatro metros cuadrados, con paredes transparentes y de acero. Pesa 700 kilos y costó 7.000 euros. Y desde ahí va a declarar en el juicio como presunto autor de los asesinatos de un ganadero y de dos guardias civiles en Andorra (Teruel) el 14 de diciembre de 2017. Antes de hacerlo, ha atacado sin piedad con un trozo de azulejo a los funcionarios de prisiones que le custodiaban. Juan Manuel Martín Calvente, defensor de Igor, va a intentar demostrar que actuó en legítima defensa, y que sufre neurosis de guerra, debido a su pasado como paramilitar, para intentar evitar la pena máxima: la prisión permanente revisable. “¿Se puede defender a Norbert Feher? Por supuesto. ¿Y cómo? A través de las pruebas”, ha dicho el abogado de Norbert Feher, Martín Calvente, dirigiéndose al Jurado. “La vida y el futuro de este hombre no está en sus manos. Solo le esperan las rejas de una prisión, en España o en Italia, donde ya tiene una cadena perpetua”, ha remarcado. “Que yo defienda al acusado no quiere decir que empatice con él -ha añadido-. Empatizo con el dolor”.
Cuenta con un impedimento en su estrategia. Los psiquiatras forenses que le evaluaron en el primer juicio a Igor no apreciaron ningún trastorno. Igor tiene una sentencia de cadena perpetua en Italia por matar a un guardia forestal y al dueño de un bar. Los carabinieri creen que formaba parte de una organización criminal y aún hoy se preguntan quién le ayudó a huir y refugiarse en España, donde se ve, también dio alas a su instinto criminal.
El neurosis de guerra provoca un desgaste psicológico que conduce al pánico y convierte la supervivencia en una obsesión delirante. El excombatiente serbio Norbert Feher (40 años), autor confeso del triple crimen de Andorra, asegura ahora padecer el también llamado shock de las trincheras. Y a esa carta se aferra en lo que parece un intento desesperado por evitar la pena máxima del Código Penal español, la prisión permanente revisable. Porque esa es la condena a la que se enfrenta en el juicio que comienza mañana en la Audiencia Provincial de Teruel.
La neurosis de guerra es una psicopatología que comenzó a estudiarse en la Primera Guerra Mundial. Los soldados regresaban de las trincheras de Europa con claros síntomas de esta patología. En medio de la guerra las decisiones morales quedaban en un segundo plano. Los soldados vivían en un permanente estado de shock, de tensión, enfrentados siempre a situaciones extremas a vida o muerte. La exigencia física y mental y las terribles condiciones del día a día provocaban en muchas situaciones un bloqueo emocional que llevaba a los soldados a padecer sordera, ceguera, ataques epilépticos, convulsiones, llantos incontrolables, apatía, embotamiento, incapacidad para concentrarse, parálisis, episodios de pánico y trastornos del sueño.
Durante la Primera Guerra Mundial se detectaron la hipnosis de batalla, caracterizado por un estado casi hipnótico de estupor. Otro cuadro era la histeria de guerra, que define un cuadro clínico muy amplio que comprende las crisis motoras, las amnesias, las falsas ceguera, el mutismo, los tic, las falsas anestesias y parálisis, las tartamudez. En 1918, todos los estados patológicos descritos hasta ahora se agruparán bajo la etiqueta de "neurosis de guerra" o, mejor dicho, "psiconeurosis de guerra", para subrayar que su patogénesis es de origen psíquico. Debemos esta definición al médico alemán Honigman, el primero en acuñar en 1907 el término "neurosis de guerra" (kriegsneurose), también conocido como locura de trinchera y síndrome del soldado.
Los representantes de la fiscalía y de las acusaciones particulares y populares han pedido la pena de prisión permanente revisable ante el jurado encargado de enjuiciar al criminal serbio Norbert Feher, Igor el Ruso.
La representante fiscal ha explicado que las pruebas obtenidas durante la instrucción prueban que Feher, que ya había protagonizado robos y otros intentos de homicidio en la provincia, abatió en primer lugar al ganadero José Luis Iranzo de un disparo en el corazón y que lo remató cuando trataba de huir.
Ha relatado que posteriormente se escondió tras el coche del ganadero para sorprender a los dos agentes de la Guardia Civil desplazados a la zona tras ser alertados de los disparos, Víctor Caballero y Víctor Romero, a quienes, ha añadido, "disparó por la espalda en zonas no protegidas por sus chalecos, con una pistola en cada mano, y a los que remató en el suelo".
A juicio de la fiscal, el acusado no actuó en defensa propia ni estaba afectado por un "miedo insuperable" que le llevara a actuar así, como alega la defensa para atenuar la responsabilidad de su cliente, sino que obró con "frialdad y sangre fría".
Estos argumentos han sido apoyados y desarrollados por los representantes de las acusaciones en representación de las familias o viudas de las tres víctimas, así como de las asociaciones Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y Española de Guardias Civiles (AEGC) y de la organización agraria UAGA.
Por su parte, el letrado de la defensa, Juan Manuel Martín, ha defendido las atenuantes de legítima defensa y de miedo insuperable planteadas en su escrito y ha vuelto a cuestionar la validez de la instrucción debido a los dos días que se tardó en preservar la escena de los crímenes para la obtención de las pruebas. A pesar de que sus recursos para instar la nulidad de la instrucción fueron rechazados por la instructora del caso y, posteriormente, por la Audiencia de Teruel, ha insistido en la falta de validez de las pruebas.
En su intervención, este letrado ha instado a los miembros del jurado a no "sentirse responsables" de la situación personal de su cliente, ya que la decisión finalmente adoptada "no afectará a la vida entre rejas que espera a Feher", condenado a cadena perpetua en Italia y con una condena previa en España por un doble intento de asesinato llevado a cabo unos días antes de los crímenes de Andorra en otra caseta de campo situada en Albalate del Arzobispo (Teruel).
La plataforma de amigos del ganadero José Luis Iranzo se ha concentrado este lunes a las puertas de la Audiencia Provincial de Teruel, coincidiendo con el inicio del juicio por triple asesinato contra Norbert Feher, Igor el Ruso, para pedir justicia para un territorio que consideran que estuvo abandonado durante el invierno de 2017.
El portavoz de la plataforma, Luis Alquézar, ha reconocido a Efe que se sienten aliviados por que Igor el Ruso se haya sentado ante la justicia como presunto autor de los crímenes del ganadero Iranzo y de dos guardias civiles, aunque ha cuestionado que hayan tenido que pasar tres años y cuatro meses para llegar a este momento.
"Esperamos que le caiga la máxima pena, indudablemente, pero lamentamos que en este juicio solo se va a hablar de lo que pasó en la tarde de aquel 14 de diciembre, dejando de lado todo lo anterior", ha sostenido Alquézar. El portavoz ha hecho referencia al "peligro extremo" al que estuvo sometido el territorio durante la presencia de Igor el Ruso, a quien ya se le había advertido con anterioridad en el invierno de 2017, y ha asegurado que la justicia "no será plena" hasta que se hable de "todo lo que pasó en la zona en aquellos días".
"Separar las causas ha provocado que lo que pasó entre el día 9 y el día 14 no esté en ningún sitio y pensamos que se ha hecho conscientemente para evitar que se hable de la dejación de funciones de la Guardia Civil y de los mandos políticos, que no dieron la importancia que se merecía al caso de Albalate", ha dicho el portavoz de los Amigos de Iranzo. Fehe ya fue condenado a 21 años de cárcel por los intentos de homicidio de dos personas en una casa de campo de Albalate (Teruel), unos días antes de llevar a cabo los hechos por los que se le juzga ahora.
Alquézar ha recordado que en varias ocasiones han intentado ponerse en contacto con la Subdelegación de Gobierno de Teruel y han registrado numerosas preguntas de las que, según ha indicado, todavía no han recibido respuesta.
"¿Qué se ha hecho mal? Diría que casi todo", ha resaltado el portavoz de los amigos del ganadero asesinado, insistiendo en el operativo que se puso en marcha tras la tentativa de homicidio de Albalate no fue suficiente.
En este sentido, Alquézar ha precisado que el día en el que José Luis Iranzo murió estaba colaborando con la Guardia Civil porque le habían pedido ayuda para localizar a Igor el Ruso y ha criticado que lo dejaron "solo, de noche y sin chaleco".