Se llamaba Luana Ketlen, tenía tan solo 13 años y vivía en casa de sus padres en una zona rural a las afueras de la ciudad de Manaos, en Brasil. Su progenitor, Tome Faba, de 36 años, abusaba sexualmente de ella. Lo habría hecho durante más de cuatro años, y la dejó embarazada, tal como informa el diario Metro.
La menor “no supo que estaba encinta hasta hace dos meses, cuando empezó a sentir dolores en el abdomen”. Entonces, llevaba “cinco meses embarazada”, tal como han explicado las autoridades. Su familia tampoco se había enterado de nada hasta que los cambios físicos comenzaron a hacerse evidentes. Fue su tía quien la persuadió para que contase quién la había violado, pero su madre no creyó las palabras de la niña al confesar que era su progenitor quien la había vejado y agredido sexualmente, además de amenazado con matarla si alguien se enteraba.
Al final, sus familiares intentaron protegerla alertando a los servicios sociales y a las autoridades, que dieron la orden de arrestar al hombre, el cual intentó huir nada más conocerse la muerte de su hija, el pasado 11 de diciembre. Tras ingresar en el hospital con anemia aguda, y después de experimentar fuertes dolores, los médicos decidieron inducir el parto dos meses antes para intentar salvarla. El bebé sobrevivió, pero ella murió inmediatamente después en un trágico suceso que ha conmocionado a la sociedad desatando numerosas protestas.
Tras ser finalmente detenido, el progenitor prestó declaración en los juzgados el pasado 27 de diciembre, al que se le acusa ahora de abuso de menores y homicidio involuntario.
El recién nacido, por su parte, tras haber ingresado en el área de bebés prematuros evoluciona favorablemente y ya no precisa de ventilador para respirar. Los servicios sociales tendrán que determinar ahora en quién recae la custodia.