Muere Francisco Brines, último ganador del Premio Cervantes, a los 89 años

  • Ha muerto a los 89 años de edad en el hospital de Gandía

  • El poeta fue el último ganador del Premio Cervantes

  • Francisco Brines permanecía en un delicado estado de salud tras ser intervenido de una hernia

El poeta Francisco Brines, último ganador del Premio Cervantes, ha muerto a los 89 años de edad en el hospital de Gandía, donde permanecía ingresado después de haber sido intervenido de una hernia el 15 de mayo.

Nacido en Oliva, Valencia, un 22 de enero de 1932, Brines, para quien la poesía era "un ejercicio de tolerancia", perteneció a la llamada generación del 50.

Reconocido con múltiples distinciones, como el Premio Nacional de las Letras Españolas (1999), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2010), hacía tan solo unos días, el 12 de mayo, los reyes de España, acompañados del ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, le visitaban a las puertas de su casa en la localidad valenciana que le vio nacer para hacerle entrega del Premio Cervantes; un reconocimiento a toda su trayectoria que no tardó en emocionar a un Brines en un estado de salud ya muy delicado.

Una vida marcada por versos de tolerancia

Brines, quien fue designado en 2001 miembro de la Real Academia, aunque no tomó posesión del cargo hasta 5 años más tarde, dejó su obra marcada por temas como la soledad, el amor o el paso del tiempo, llegando a plantearse también de forma recurrernte la función social de la propia poesía, la cual consideraba que "ayuda a vivir mejor, pues educa y afina la sensibilidad para percibir el goce y experimentar el dolor". "Podemos vivir gracias a ella experiencia que no nos corresponderían", afirmaba.

Desde pequeño, su padre le enseñó a respetar lo desconocido. La incógnita del futuro y el no saber lo que vendrá son una constante en un poemario en el que el paso del tiempo es una de las piezas clave.

Ciertamente alejados de la tendencia social de la poesía de sus compañeros de generación, los versos de Brines adquieren un tono "fatalista" tal y como él mismo reconocía. No obstante, a pesar de todo, el amor y la pasión también están presenten y perdurarán en sus poemas, hoy legado de un valor incalculable.