Brines (Oliva, Valencia, 1932) a pesar de estar delicado ha querido venir a Madrid para recibir este premio y asistir hoy a la presentación de la antología "Para quemar la noche", que edita la Universidad de Salamanca con motivo de la concesión del galardón y en la que se incluyen varios inéditos del gran poeta de la generación de los 50, como José Angel Valente, Claudio Rodríguez o Caballero Bonald.
"Estoy muy honrado por este premio, porque es el más importante de este género, y agradecido porque el jurado lo da en nombre de los lectores. Es la voz de los lectores y me honra", ha señalado un Brines que hoy ha llenado de hondura, lirismo y verdad la sala del Palacio Real donde se ha presentado el libro, y donde ha confesado que sigue escribiendo aunque en este momento esté en "barbecho".
"Tengo 27 ó 28 poemas escritos y tengo que perfilar tres poemas más. Sí tengo un libro, pero debo perfilarlo y ahora no me encuentro. Porque yo nunca he forzado la escritura. Siempre dejo la puerta entreabierta y, si quiere entrar la musa, pues bien, y si no permanezco mudo y sordo. No tengo nombre para el libro, eso lo dejo para el final, como cuando se tiene un hijo, y yo ahora, digamos, estoy embarazado", ha comentado con un humor tierno el poeta.
Brines ha dado una clase de filosofía y poesía, de razón y sentimiento, como en toda su obra, y ha explicado lo que él ha querido hacer a través del lenguaje poético: "He querido reflejar lo que yo, como lector, he visto en los grandes poetas de la historia, y lo que me han dado para posibilidad de conocimiento de la existencia; eso, y hablar de un ser humano cercano. No sé si lo he logrado, pero lo he pretendido".
El autor de "El otoño de las rosas" y de "Las brasas" no publica un libro desde 1995. Y ahora la publicación de esta antología "Para quemar la noche", editada y seleccionada por Francisco Bautista, se unirá así a este nuevo volumen que está previsto que saque a la calle Tusquets.
Brines, poeta imprescindible de la segunda mitad del siglo XX del XXI, como ha recordado Bautista hoy, "por su pensamiento y su actualidad", ha recordado el paso del tiempo como pieza clave en su obra.
"La vida es un don de la existencia, pero no indica que el gozo sea eterno ni la desdicha tampoco. Es gozar y penar. Somos por lo que hemos amado, y tenemos que aceptar lo vivido. Hay que resistir y creo que el éxito reside en aceptar la vida como viene. Yo nunca veo la botella medio llena o medio vacía. Veo lo justo, como está", ha señalado un poeta al que lo que más duele es "la tortura que se pueda cometer contra un ser humano".
Y ante el momento de crisis que vive el mundo, Brines ha sostenido que cree que el hombre siempre vive en crisis.
"La vida es como el perfil de una sierra, siempre arriba y abajo, y ante esto no hay nada que hacer para defenderse. Yo, en ese sentido, soy bastante fatalista, porque la vida está llena de enigmas y nunca concretamos nada. Olfateamos, respiramos, pero nunca llegamos a tocar la luz ni a ver el aire", concluye este hombre, que escribe: "Más allá de la luz está la sombra, y detrás de la sombra no habrá luz ni sombra...".