Las familias de los desaparecidos del naufragio del pesquero gallego Villa de Pintanxo siguen con angustia las labores de rescate. La poca información que llega sobre las víctimas se les es transmitida a través de los psicólogos que les brindan asistencia de manera continua, desde que se conoció la desgracia.
Aunque a cuentagotas, poco a poco se van conociendo más detalles sobre la identidad de los marineros, a quienes el mar cambió de rumbo su destino. Es el caso de Miguel Ángel Lumbres, uno de los pescadores desaparecidos. El marinero, de origen peruano y afincado en Cambados, se embarcó a última hora en el Villa de Pitanxo, para sustituir una baja de última hora de un positivo en coronavirus.
Proveniente de familia de pescadores y dedicado al oficio desde los 12 o 13 años, Miguel Ángel Lumbres pasó el covid en enero, tras finalizar el confinamiento le ofrecieron sustituir a un compañero, tal y como ha desvelado un primo suyo al Faro de Vigo.
Angustia y ansiedad por no saber qué ocurrirá es lo que sienten los familiares de las víctimas, que no pueden parar de llorar. "Tengo un hermano y dos sobrinos". Todos ellos embarcados. Son las palabras de la familia de Daniel More. El marinero mandó una foto a su familia en el pequero antes de zarpar hacia Terranova, con otros dos sobrinos a bordo. El más pequeño, Diego, tiene solo 24 años.
Las esposas de los desaparecidos llegan destrozadas. Recuerdan sus últimas llamadas: "Sí, había mal tiempo, pero eso pasaba siempre". Todos buscan desesperados noticias.
Kevin es el hijo de Fernando González, otro de los marineros desaparecidos. "Sabemos que van a ser muy malas noticias". Aún así, esperan una llamada que les de algo de información. Caprichos crueles del destino. Ricardo, otros de los marineros, fue el único superviviente hace 20 años de un naufragio en Irlanda, ahora está desaparecido.
Frente a todo este dolor, el alivio de las familias de los tres supervivientes. Como Samuel, de 30 años y de Ghana. Allí viven su mujer y sus 5 hijos. Al último aún no lo conoce.
A salvo también está el capitán de la embarcación, Juan Padín, y su sobrino, Eduardo. "Esta es la última marea, porque no quiero que vuelva", afirma su novia Sara Prieto, quien quiere que, tras el susto, su pareja abandone para siempre el mar.