El perfil criminológico de Jorge Ignacio P. J., el asesino de Marta Calvo, lo define como un "depredador letal", un "asesino en serie" o un "homicida sexual sádico". Dicho perfil ha sido elaborado por el doctor en Psicología y criminólogo Vicente Garrido Genovés y por el también criminólogo Juan de Dios Vargas, a petición del letrado Juan Carlos Navarro, abogado de la acusación que representa a las tres víctimas mortales y siete de las ocho supervivientes.
El objetivo del acusado con sus encuentros sexuales era "la obtención total del dominio y el poder sobre la víctima" y finalmente "saber que él ha causado la muerte que se está desarrollando ante sus propios ojos". Así lo apuntan en el informe que, como publica el medio Levante-EMV, han elaborado a través de entrevistas personales con varias de las supervivientes y del análisis de los datos de los asesinatos de Arliene Ramos, Lady Marcela Vargas y Marta Calvo, cometidos entre el 25 de abril y el 7 de noviembre de 2019 en Valencia y Manuel.
Los peritos de la acusación han entregado dicho informe en el Juzgado de Instrucción número 20 de Valencia que instruye la causa, y en él afirman que el acusado tenía un elaborado plan homicida que llevaba a cabo utilizando un arma: la cocaína.
En todos los casos el modus operandi de Jorge Ignacio P. J era el mismo: quedaba con chicas a través de una web de citas, especificando siempre realizar una "fiesta blanca" (sexo acompañado del consumo de cocaína). Aunque sus víctimas accediesen o no, el acudía a la cita con grandes dosis de esta droga, que luego introducía a traición en los genitales de la víctima. En el cuerpo de Lady Marcela, una de las víctimas mortales, había veinte veces la dosis letal máxima media de cocaína.
La mayoría de las ocasiones buscaba mujeres prostituidas "por su especial condición de vulnerabilidad y posible aislamiento social". En todas las entrevistas, las supervivientes afirman que el agresor era un personas "raro", que daba miedo y que "sabías que te iba a hacer algo malo".
El informe apunta a la intención de causar la muerte con un objetivo de "obtener una satisfacción sádica de naturaleza sexual" utilizando la cocaína como arma. Así apuntan al "uso inesperado y a traición de la cocaína introduciendo una gran dosis de ésta en zonas de rápida absorción, con una gran pureza, y cuya letalidad difícilmente podría serle ajena, considerando que es una persona familiarizada con su manipulación", apuntan, y continúan: "incluso cuando la mujer está en situación de inconsciencia por la intoxicación, se esfuerza en untar su cuerpo para maximizar el efecto de esa droga, lo que no tiene sentido ni fin sexual a menos que el propósito sea causar la muerte de la mujer.
El informe también apunta a que el acusado insistía en quedar de nuevo con aquellas víctimas que habían sobrevivido al encuentro, "lo que sugiere poderosamente que el propósito de esta nueva cita es el de causarle la muerte", añaden.