Al inicio de la pandemia había quien no se había enfrentado a una videollamada en su vida, pero, a estas alturas, quien más y quien menos se ha puesto al día con esta herramienta tan práctica para vernos en esto tiempos que corren.
Aunque las cámaras de móviles y ordenadores no siempre ofrecen la mejor versión de nosotros mismos, hay gente que ha convertido la videollamada en todo un arte y podemos aprender de los maestros en la materia. Da igual que utilicemos Skype, Zoom, Hangouts, Microsoft Teams o el socorrido Whatsapp: unos sencillos trucos nos harán lucir como auténticas Kardashian.
Lo primero, confinarse en el cuarto/salón/retrete que usaremos como escenario, a ser posible, echando el cerrojo. No podemos permitir que el niño, padre, mascota o marido de turno nos haga un Jimmy Jump en plena conferencia y nos arruine el plano.
Esenciales para asegurar una buena imagen en una videollamada son la iluminación y elegir una buena posición con un fondo adecuado. Una librería en condiciones es el must ‘cooltureta’ por antonomasia. Pero si la pandemia nos ha pillado sin haber leído mucho más que 'Teo desayuna' y 'El código Da Vinci' todavía quedan alternativas. El fotógrafo e ilultrador Eduardo Berazaluce nos la coló pero bien hace unos días con su librería de pega, supuestamente a la venta en Amazon; pero sí es cierto que en Aliexpress podemos encontrar réplicas de las obras completas de Darwin y otros incunables lujosamente encudernados en plástico por un módico precio.
A falta de un fondo chulo, plataformas como Skype acuden en nuestra ayuda con la opción de crear un efecto 'bokeh' en el que el fondo esté desenfocado, mientras que con Zoom es posible añadir fondos virtuales personalizados.
La orientación de la cámara es vital. Nueve de cada diez youtubers aseguran que un contrapicado te puede echar 20 kilos encima.
Por descontado, es importante cuidar la vestimenta y el aspecto “arreglao pero informal” intentando que no parezca que el paso de los días nos pasa la factura que realmente nos está pasando. A este respecto muchas aplicaciones incluyen filtros para alegrar nuestros demacrados y macilentos semblantes.
En este particular, la iluminación es determinante. Lo principal es evitar ventanas detrás nuestro, el temido contraluz, de manera que la cámara web ajustará automáticamente sus niveles de brillo ocultando al usuario y con dificultades para hacer foco.
Si no se dispone de luz natural un método socorrido es poner la pantalla con un fondo blanco y el brillo al máximo que sirve como luz de relleno para el rostro. La misma linterna del móvil puede ser muy efectiva y también se venden lámparas que se pueden acoplar al terminal.
Lo ideal es que la fuente principal de luz venga de frente, ya que las luces laterales y desde abajo pueden hacer parecer que estamos rodando un remake de ‘El proyecto de la bruja de Blair’. Ante todo, naturalidad.