Aunque Canadá no ha retomado la búsqueda de los marinos desaparecidos en Terranova tras el naufragio del Villa de Pitanxo, sí lo están haciendo los pesqueros que faenan en la zona. Por solidaridad, se afanan en encontrar los cuerpos de sus compañeros mientras, aquí, en Huelva, uno de los fallecidos en el trágico suceso ha recibido sepultura.
Desde esta mañana, el pueblo de Lepe arropaba a la familia de Juan Antonio Cordero. “La mar no tiene amigos. La mar no tiene a nadie”, lamentaban algunos de los allí presentes, mientras el féretro con el patrón de pesca salía de la iglesia.
Ya en el coche fúnebre, recibía las muestras de dolor de su viuda y de otros familiares cercanos, devastados por la tragedia.
Al mismo tiempo, Ramona, la madre de acogida de Samuel Kwesi, uno de los tres supervivientes del Villa de Pitanxo, –junto al patrón del barco, Juan Costa Padín, y su sobrino, Eduardo Rial–, atendía a los medios: “Solamente dar las gracias a Dios porque fue un milagro muy muy grande”, ha contado.
Ella fue quien le dio apoyo y cobijo cuando llegó de Ghana a Marín, Pontevedra. Para ella fueron los pensamientos de Samuel en pleno naufragio:
“El dijo que cuando estaba en el agua que pensaba en mamá y el disgusto que le iba a dar a mamá”.
Ahora, Samuel, quien desolado ha contado cómo vio a sus amigos “muriendo uno a uno”, intenta recuperarse de lo vivido.
Junto a él, Ramona piensa en las familias de los desaparecidos: “Es muy triste. Que los busquen”, reclama. Es lo que están haciendo por propia iniciativa varios pesqueros españoles y portugueses aprovechando el buen tiempo de estos días en Terranova.