El Cristo de la Buena Muerte ha recorrido las calles de la capital malagueña, acompañado de la cofradía de Mena y los Caballeros Legionarios. Un multitudinario traslado a hombros del Tercio Gran Capitán de los legionarios de Melilla que devuelve a las calles de la ciudad una celebrada tradición truncada por la pandemia, pero que este año ha vuelto con todo su esplendor.
A 160 pasos por minuto, la Legión desembarca en el puerto de Málaga. La pandemia este año, no ha podido. con uno de los momentos más grandes del Jueves Santo. 278 Caballeros Legionarios han llegado desde Melilla para custodiar y trasladar al Cristo de la Buena Muerte.
En la capilla, desde el pasado lunes, guardia continua y solemne a la espera del ansiado momento que llega con una plaza a rebosar y un público impaciente que no podía esperar más por ver de nuevo la procesión de los legionarios.
13 elegidos llevan a hombros los 150 kilos que pesa la talla del cristo. Momento significativo de este Jueves Santo al que acompañan las voces de los legionarios, que resuenan con fuerza en una ciudad volcada con la cofradía de Mena y con su cristo portado por la Legión.
Una vez completada da la bajada, con un mimo exquisito y ayudados por los miembros de la cofradía, la imagen es izada hasta colocarla en su trono. Y los legionarios, con el deber cumplido, abandona el templo despidiéndose de su venerado cristo hasta el próximo año.