Una víctima de violencia machista ha negado en el juicio que su expareja la intentara estrangular con un cable de móvil en el transcurso de una acalorada discusión en el interior de un coche en la localidad de Getafe, Comunidad de Madrid, una versión que choca con la ofrecida por los testigos presenciales y los sanitarios que atendieron a la mujer.
"No quiero que a este señor le pase nada", ha manifestado la víctima ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid nada más arrancar la vista oral. Pese a acogerse en un principio a su dispensa a no declarar, la mujer ha aceptado finalmente aclarar lo sucedido negando los hechos que se le imputan al que fuera su pareja durante tres años.
Frente a la negación de los hechos, varios testigos que presenciaron la violenta escena han ratificado que el hombre agredió sin lugar a duda a la mujer e intentó estrangularla, un extremo por el que tenía marcas de dedos en el cuello. De igual modo, los sanitarios que atendieron a la afectada han confirmado que presentaba hematomas en el cuello compatibles con un posible estrangulamiento con un cordón circular.
El fiscal acusa a K. J. L. A. de la comisión de un delito de intento de asesinato, por lo que solicita una pena de nueve años de prisión. Como consecuencia de los golpes, la mujer sufrió diversas lesiones y, pese a ello, no quiso formular una denuncia contra su agresor.
En su declaración, el acusado ha relatado que tenía una orden de alejamiento respecto a su pareja y cuya validez concluyó poco antes de los hechos. El día del episodio juzgado, estuvieron en un parque de Pan Bendito celebrando un cumpleaños y a continuación se dirigieron a Parla. Durante el trayecto, se detuvieron en Getafe y se inició una acalorada discusión.
"Yo no bebía porque tenía condenas por conducir bajo efectos del alcohol. Ella había bebido mucho. Me reprochó en el coche que no bebiera con ella y di un frenazo. Se dio un golpe con el salpicadero porque no llevaba cinturón", ha relatado. Una vez parados, se inició una fuerte trifulca en la que la mujer le agredió supuestamente. Según su versión, en ningún momento la golpeó ni la intentó asfixiar".
La víctima ha manifestado que esa noche había bebido mucho. "Le reproche que no tuviera una vida social. Empecé a agredirle. Yo no he dicho que me fuera a matar. No me golpeó ni me agarró por el cuello", ha dicho a preguntas de la fiscal, quien ha recordado que la afectada presentaba marcas de dedos en el cuello.
Un testigo presencial ha narrado que vio a la pareja discutir en el interior del vehículo y a la mujer con sangre en el rostro. "Escuché gritos pidiendo auxilio. Le estaba pegando dentro del coche. Vi que mi madre daba golpes al coche. Este señor estaba abalanzado sobre ella y había un cable. Su rostro estaba lleno de sangre", ha narrado.
La defensa ha intentado desacreditar su testimonio en lo relativo a si vio o no el cable del móvil, por lo que el testigo le ha espetado que seguramente le salvó la vida a la víctima. Otra testigo ha contado que iba por la acera cuando escuchó los gritos de la mujer. "Socorro, socorro que me mata", decía la mujer. Vio entonces al conductor abalanzando sobre la víctima y golpeando a la mujer.
"Fue una situación horrorosa. Mi hijo vino corriendo y llamamos a la Policía. La mujer estaba hecha un cristo y había un charco de sangre en el suelo", ha recordado. Un sanitario del Samur Protección Civil ha ratificado que presentaba hematomas en el cuello y arañazos en la cara, indicando que los moratones en forma de dedo eran compatibles con un intento de estrangulamiento.
El escrito de acusación sostiene que K. J. L. A. mantuvo una relación sentimental con L. M. T. U. durante cuatro años. A lo largo de ese periodo de tiempo, en concreto sobre las 23:30 horas del 21 de septiembre de 2020, ambos se encontraban en el interior de un automóvil en el que se trasladaban desde el barrio madrileño de Pan Bendito a la localidad de Parla, donde tenían fijada su residencia.
Antes de llegar a su destino el acusado se desvió sobre las 00:10 horas hacia la localidad de Getafe, momento en el que dio comienzo una discusión entre ambos. Tras detener el vehículo, el hombre empezó a golpear a la mujer con puñetazos en la cara, al mismo tiempo que le agarraba por el cuello.
En un momento dado de la agresión, el acusado se encaramó sobre la víctima y, valiéndose del cable de su teléfono móvil, lo utilizó a modo de guillotina y lo apretó con fuerza sobre su cuello "intentando estrangularla y acabar con su vida".
Dos transeúntes que se encontraban en el lugar fueron testigos de la paliza, motivo por el cual acudieron al vehículo ante los gritos proferidos por la mujer "logrando sacar a esta del vehículo y manteniendo cerrada la puerta para evitar la salida del mismo por parte del procesado".