César de Miguel es un profesor jubilado de Bilbao. Desde hace dos años se acerca cada día a Evans, un migrante nigeriano de treinta años que pide limosna en la calle para darle clases de matemáticas. Una rutina que despierta el asombro y la admiración de sus vecinos y cuyo único fin es de ayudarle a sacarse el graduado escolar y que pueda optar a una formación profesional.
Evans lleva años apostado junto a una sucursal bancaria con un cartel en el que no pide ayuda para comer sino para encontrar trabajo. Y eso es lo que está haciendo todos los días desde hace dos años el Ingeniero Industrial, César de Miguel, de 75 años, que, ya jubilado, ha encontrado otra forma de seguir ayudando a los demás.
De Miguel y Evans han conectado a la perfección, aunque hay días que el hambre y la desesperación hacen mella en la voluntad y determinación del alumno que sufre el empuje de su profesor.
De todas las asignaturas que estudia en plena calle con César, Evans reconoce que lo que más le cuesta son las matemáticas. Se sabe las tablas de multiplicar, aunque al recitarlas las dudas despiertan el gesto severo del profesor que le empuja a no decaer en sus ganas de estudiar.
En el horizonte, Evan y César buscan lo mismo, que el migrante nigeriano alcance la formación suficiente para empezar un grando medio de Formación Profesional de albañilería y adquirir los conocimientos y destrezas necesarias para alcanzar un trabajo.
Los dos saben que una titulación abre muchas puertas que ahora permanecen cerradas para Evans y, precisamente en un sector en el que hay mucha demanda de mano de obra con conocimientos. Por eso César, un profesor de los de toda la vida empuja y apoya sin descanso a Evans para que alcance su sueño de trabajar y ayudar a los suyos por los que un día se jugó la vida para venir a Europa.