Adam Brooks, jefe de la residencia de ancianos Hawthorns en Northampton (Reino Unido), había ayudado a la moribunda Jackie White a subir a una ambulancia después de haber sufrido una caída. Lo que nadie esperaba es que minutos después se pusiera a rebuscar en los cajones de su habitación en busca de joyas y objetos de valor. La reprobable actitud fue descubierta porque la familia de la mujer, de 83 años, había instalado una cámara secreta en esa estancia para vigilarla porque le habían diagnosticado demencia. Cuando revisaron la cinta para saber cómo fue la caída de su madre se encontraron con esa desagradable sorpresa.
Brooks, de 33 años, incluso vio la cámara y la movió para que no le enfocara, pero para entonces ya había sido cazado. Sería sentenciado a más de dos años de cárcel. "Es difícil describir la conmoción y el horror absolutos que sentí cuando vi a Adam robar tranquilamente el piso de mi madre menos de dos horas después de haber visto cómo el personal de la ambulancia la sacaba", dijo el hijo de Jackie, Martin.
"Mi hermana no me creyó cuando dije lo que estaba viendo. Las últimas dos horas de la vida de mi madre las pasamos en absoluta conmoción mientras veíamos el vídeo y tratábamos de darle sentido a lo que habíamos visto en lugar de despedirnos de ella en voz baja", se lamenta.
“Todos tuvimos una gran dificultad para aceptar el hecho de que alguien que era considerado un amigo podía aprovecharse de nosotros de la manera fría, tranquila y serena que se mostraba en el circuito cerrado de televisión. No nos pareció que se sintiera incómodo en absoluto con lo que estaba haciendo", finalizó.