La investigación sobre el asesinato de Samuel no se para. Con seis detenidos, la investigación prosiguen porque en su muerte pudieron participar más jóvenes. Una manada de desaprensivos que han acabado con una vida y que han arruinado la suya. Ahora, el miedo en la cárcel es su realidad. Los investigadores necesitan determinar con testigos si los insultos homófobos se repitieron durante toda la agresión, los 250 metros de persecución a golpes. Porque eso supondría que si fue un crimen de odio. También intentan saber si además de patadas emplearon un objeto contundente como una botella para matar a Samuel. La herida mortal tiene 10 cm en la derecha del cráneo. Según la autopsia se cebaron con la cabeza. El cuerpo de Samuel presentaba signos de agresión en nariz, oreja y boca, y fue agarrado por el cuello, una alevosía de golpes y de todos contra uno que describe un asesinato.
Antes de agredir a Samuel, el principal sospechoso había sido expulsado de El Andén tras una violenta discusión con su novia, pero le dejaron volver a entrar. Y luego creyó que le estaban grabando y comenzó la pelea. Al día siguiente de acabar con Samuel tuvo otra pelea. Su novia, que no ha ingresado en prisión, primero le regañó por pegar a Samuel pero luego no se sabe si alentó a la manada. Se encuentra ahora en libertad con cargos.
A través del atestado policial, se sabe que Vanesa, la amiga con la que Samuel estaba realizando una videollamada cuando se produjo la agresión, ha aportado un importante testimonio para esclarecer lo sucedido. La joven ha aportado detalles clave para poder identificar a algunos de los principales agresores de Samuel Luiz. "Tez oscura, pelo corto moreno, pantalones vaqueros y zapatillas blancas marca Nike", es la descripción de uno de los presuntos asesinos de Samuel Luiz que ha facilitado la labor de investigación del crimen a la Policía.
Un segundo testigo que presenció la agresión ha facilitado a las autoridades la identificación del principal agresor, con nombre y apellidos. También menciona por primera vez a una "pandilla de Elviña", que ahora se investiga.
Dentro de tanto horror también vimos a un joven senegalés que intentó ayudar a Samuel y ahora pide que le ayuden. Porque Ibrahima en dos meses cumple los tres años en nuestro país, no tiene trabajo y lo necesita para comer.