Los hoteles tienen una semana para cerrar. Es la última medida del Gobierno, decretada anoche, para evitar la propagación del coronavirus. No obstante, hay excepciones. Los alojamientos de larga estancia podrán seguir abiertos pero sin recibir nuevos clientes.
El cierre de hoteles es una medida excepcional contra el COVID-19 que el Gobierno publica en un BOE extraordinario y que ha entrado en vigor este mismo jueves.
Los hoteles tienen una semana como límite máximo para dar salida a todos sus huéspedes.
Ya antes de que se decretara el estado de alarma, los hosteleros ya se mostraban muy inquietos: "Esto es muy preocupante, de verdad, porque todo el sector de la hostelería se está viendo muy perjudicado".
De hecho, la mayor parte de los hoteles ya han cerrado y el resto apenas tiene ocupaciones del 10% porque, "si no hay clientes no hay dinero", nos cuentan.
Los alojamientos turísticos de larga estancia o de temporada, albergues, campamentos, bungalows, apartamentos que tengan ahora huéspedes estables podrán seguir abiertos, siempre que sus ocupantes cuenten con los servicios necesarios en sus propios habitáculos para no salir. Sin embargo, no pueden recibir a nuevos clientes.
Ahora, serán las Comunidades Autónomas las encargadas de hacer cumplir esta disposición, que se une al cierre de establecimientos no considerados de primera necesidad como cafeterías, bares, cines, discotecas o salas de conciertos.
En el sector se muestran esperanzados "esperemos que todo se acabe". Con este cierre obligatorio, los establecimientos podrán aplicar un ERTE de forma automática y negociar aplazamientos de alquileres e hipotecas.