Las imágenes son espeluznantes y la historia de terror. Pertenecen a un caso de violencia machista en Rusia. Ainur Harisov, de 41 años de edad, llegó ebrio a su casa de Mendeleevsk, en Rusia. Solo Nikita se salvó in extremis de la matanza. A sus 12 años entró semidesnudo y ensangrentado en una panadería de Rusia. Estaba aterrorizado, mientras pedía ayuda desesperadamente. Nadie entendía nada. El pequeño iba, como ido, de un lado a otro esperando que alguien le tendiera la mano y les escuchara.
La historia que está detrás de estas imágenes provoca estupor. Nikita cuenta su historia ante el asombro general. Su padrastro borracho había irrumpido en la casa matando a la madre del niño y a sus dos hermanos. Él ha tenido suerte de escapar. Y ahora buscaba auxilio.
Finalmente dos mujeres salen y escuchan lo que dice el niño, que está en estado de shock y se tambalea como si fuera a desmayarse. Una de las empleadas no puede disimular el horror ante lo que escucha y se echa las manos a la cabeza. No es para menos, porque Nikita ha podido escapar de una muerte segura de puro milagro.
Unos hechos que pocos olvidarán
La historia que el pequeño cuenta estremece a los testigos. Su padrastro se presentó en su casa borracho y comenzó a discutir con su madre. El hermano mayor, de 19 años, al oír los gritos salió a defender a la mujer. El hombre lo mató, a él y a su exmujer. También al bebé de dos años que tenían en común al que Nikita no pudo salvar.
Malchik pudo escapar por la ventana de su habitación y pedir ayuda. En la panadería las empleadas llamaron a la policía. Esta acudió a la casa. La puerta estaba cerrada con llave y el autor de la tragedia huido. Nada pudieron hacer para salvar la vida de la madre y los hermanos del pequeño.
El niño tuvo que ser tumbado en una camilla para ser tranquilizarlo hasta que llegara la ambulancia. El asesino fue detenido poco después. No tardó en confesar sus crímenes. Lo justificaba con una palabra: celos.