La historia de Djibril, el bebé chimpancé "huérfano" de Bioparc, ha tenido un final feliz: tras más de un año ha conseguido ser aceptado por su madre adoptiva, su tía Eva, y ya está plenamene integrado en su nueva familia del parque valenciano, donde se le ve jugando con su primo Coco, gracias a los esfuerzos coordinados realizados entre los centros de Fuengirola y Valencia, según ha informado el zoológico valenciano.
El pequeño nació en abril en Bioparc Fuengirola de la pareja de chimpancés formada por Napo y Kika. El padre nació en ese parque y la madre Kika fue capturada en la selva cuando era un bebé, tras matar a su madre, y estuvo sometida a continuos abusos físicos y psicológicos para explotarla como reclamo fotográfico en un circo hasta que fue rescatada por la Guardia Civil.
Su genética es valiosísima por su origen, África, pues sus genes no están representados en Europa y no tiene parientes cercanos, por lo que el bebé era "una gran esperanza para la perpetuación de la subespecie, gravísimamente amenazada de extinción en su medio natural".
Sin embargo, su madre Kika, que no pudo aprender el comportamiento maternal, lo rechazó, no sabía cómo cuidarlo y no quiso aprender. Por ello, tras "múltiples e infructuosos intentos" para que lo aceptara, el equipo técnico del parque, en coordinación con los responsables del EEP, decidieron buscarle una madre adoptiva para que el pequeño.
Esta búsqueda supuso "una delicada tarea y total implicación" del equipo de cuidadores durante todo el proceso de adaptación ya que había que garantizar la adecuada crianza del bebé para que no se repitieran los problemas de comportamiento de su madre.
Criar a un bebé chimpancé supone "cargarlo, alimentarlo, mantenerlo limpio y sano, hacerle sentirse seguro y querido" y en presencia de otros chimpancés, para que aprendiera de ellos, escuchara su lenguaje, los viera, oliera y sintiera en todo momento, y no creciera como un bebé humano, sino como un chimpancé, según han explicado las mismas fuentes.
La madre adoptiva escogida, que tenía que ser una hembra con experiencia o que hubiera perdido un hijo recientemente, era Malin. Así, Djibril se trasladó en julio de 2019 a Bioparc València para estar con ella y se inició su largo y "peligroso" periodo de aclimatación de modo gradual. Acompañado las 24 horas y utilizando técnicas para minimizar la "humanización", comenzaron los contactos visuales con el nuevo grupo para que mantuviera la impronta de su especie y posteriormente motivara el acercamiento de la futura madre adoptiva.
Asimismo, se enseñó a Djibril a responder voluntariamente al estímulo del biberón ya que incluso integrado en el grupo, debería seguir tomando porque los chimpancés prolongan la lactancia más de dos años. El aprendizaje de largos meses, unido al contacto progresivo con los chimpancés, ha tenido un resultado "óptimo", han destacado.
Una vez conseguido este paso comenzaron a abordar las estructuras sociales de estos inteligentes grandes simios, donde los roles son importantísimos y la actuación sobre cualquier miembro debe basarse en la experiencia y conocimiento previos. Así, se empezaron las "juntas físicas" separando los animales, pero Malin tampoco mostró interés por el bebé. Sin embargo, otra hembra, Eva, manifestó afecto, instinto de protección y acercamiento, por lo que se cambió la estrategia para intentar que fuera la madre adoptiva.
Eva nació en 1995 en el antiguo Zoológico de Fuengirola. Fue criada a mano porque en aquellos "obsoletos recintos el macho era muy agresivo con sus crías". Con la nueva gestión de la empresa española Rain Forest, centrada en el bienestar animal, "hubo un cambio radical en el comportamiento del grupo" y Eva "se incorporó y asimiló las costumbres de su especie y aprendió la crianza natural de sus hermanos". Por ello, pese a no haber sido madre, "daba nuevas esperanzas para que atendiera a Djibril diligentemente".
Así, se siguió con la táctica de acostumbrar a Eva a quedarse sola con el bebé, se consiguió afianzar sus lazos y, a partir de ese momento, se incorporó uno a uno el resto del grupo. Primero la hermana de Eva, Noelia, y su hijo Coco. Posteriormente las hembras Malin y Py y, finalmente, el momento más delicado, el gran macho, Moreno y la hermana más pequeña de Eva, Natalia, los miembros con mayor rango social en el grupo.
El instinto de supervivencia del pequeño Djibril y el instinto maternal de su tía Eva han unido a estos dos chimpancés que habían sido criados a mano en circunstancias muy distintas. Ahora, un año después de su llegada al parque, Djibril ha encontrado una nueva familia y se le puede ver jugar y disfrutar con su primo Coco en el recinto del bosque ecuatorial.