Llevamos ya muchos meses con abrazos, caricias y besos restringidos, sintiendo cualquier roce o el aliento como una amenaza de contagio. La pandemia de coronavirus ha incrementado los casos de hafefobia o miedo a ser tocado, una fobia específica, según explican los expertos.
Vamos por la calle haciendo un eslalon, obsesionados, huyendo de la gente. Otras culturas ya tenían este miedo a tocar y ser tocados. "La cultura anglosajona, la cultura americana ... a nosotros nos parecía algo extraño. Ahora lo vivimos en nuestras propias carnes y evidentemente está habiendo un aumento de este tipo de fobias", explica José Antonio Galiani, director del centro psicosanitario Galiani.
Con taquicardia, sudoración y mareo. Con nuestro cerebro avisando del permanente peligro y la necesidad de aislarnos. La psicoterapia puede ayudar. "Dejar que esos miedos sean lógicos y no neuróticos como están siendo en este momento", añade Galiani.
En casos graves de hafefobia hay soluciones farmacológicas y en casos leves quizá la vuelta a la vida nos lo ponga más fácil. Hay que trabajar y enfrentarse a ello, para que no se convierta en una fobia social.