Tanto si tienes la suerte de tener un jardín exterior repleto de plantas como si has creado una auténtica selva en el interior de tu hogar y quieres automatizar el riego de tus plantas, existen múltiples soluciones, tanto permanentes como temporales, que puedes utilizar para solventar esta necesidad y aportar una cantidad estable de agua a tus macetas. Muchos optan por instalar sistemas de riego automático de cara a las vacaciones, para no descuidar sus plantas durante periodos largos de ausencia, pero lo cierto es que este tipo de soluciones pueden mantenerse todo el año y te permitirán ahorrar un tiempo muy valioso. ¿Cómo crear un sistema de riego automático? ¿Es posible hacerlo sin ayuda de un profesional?
Un sistema de riego automático consiste básicamente en crear una estructura que permita aportar a tus plantas la cantidad de agua y nutrientes adecuada sin que tú tengas que hacer nada. En algunos casos es necesario programar el sistema y en otros no hace falta dar este paso. Pueden utilizarse tanto en interior como en exterior, aunque suele ser más habitual instalarlos en jardines, facilitándose así su mantenimiento.
En cuanto a los tipos de sistemas de riego, nos encontramos con tres principales:
Cada sistema tiene sus ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, el riego por aspersión suele gastar más agua que por goteo, a los que se suma que la distancia entre aspersores debe medirse con cuidado para que el reparto de agua sea uniforme. Del mismo modo, es habitual que el exceso de humedad en la zona de salida provoque la aparición de hongos, y lo mismo se aplica a las hojas de las plantas, al humedecerse su superficie.
En general, el riego por goteo presenta muchas más ventajas: no hay acumulación de agua en la superficie, se consume poca energía al bombear el agua, permite llevar el agua exactamente al punto en que la necesitamos, administra mejor los nutrientes y fertilizantes, permite evitar regar malas hierbas, reduce las plagas (por ejemplo, evita los hongos fruto de la humedad en las hojas, que en este caso no se produce porque el goteo se aplica directamente en la raíz)... Además, este sistema de riego se puede instalar en cualquier tipo de terreno. Quizás su principal desventaja es que resulta más caro que el sistema de riego por aspersor, tanto en su instalación como en su mantenimiento.
Sea cual sea la opción elegida, lo mejor es acudir a un establecimiento especializado en el que puedan ayudarte a dar forma a tu plano de riego, pero para ello deberás pensar antes en las dimensiones de la zona que necesitas cubrir y en cuáles son los puntos de riego que necesitas. El siguiente paso será elegir los accesorios de riego que necesitas: goteros, aspersores, bombas, programadores de riego, mangueras y tubos, electroválvulas...
Si necesitas regar de forma automática tus plantas de interior, lo mejor será recurrir a un sistema de riego por goteo que se aplique a cada maceta. Existen sistemas creados específicamente para cubrir esta necesidad, con depósitos de varios litros y distintos tubos o mangueras que aplicar a cada punto de riego. También es posible que diseñes tu propio sistema pero, claramente, la aspersión no será una opción.
Además de ello, existen sistemas caseros de riego por goteo que no te costarán dinero y te permitirán escapar de pequeños apuros con tus plantas de interior, por ejemplo, de cara a unas vacaciones cortas. Uno de ellos es colocar una garrafa llena de agua cerca de la maceta e introducir en ella la punta de una prenda de ropa, colocando la otra punta en el interior de tu maceta. Conseguirás un riego por capilaridad casero y sin ningún coste.
También puedes usar una botella o garrafa agujereada para que ésta, una vez colgada, vaya desprendiendo humedad sobre tus plantas. Eso sí, ten cuidado de medir bien la cantidad adecuada y asegúrate de crear un agujero en la parte superior para que no se frene la salida de agua. Otra opción es aplicar a la botella o garrafa un pequeño tubo que introducirás en la tierra de la planta para obtener el mismo resultado.
Por último, también puedes probar con cristales y gelatinas de riego, que se colocan dentro de la maceta y dosifican la cantidad de agua que recibe la tierra, así como con conos de goteo y otros dosificadores que te salvarán de más de un apuro cuando tengas que salir unos días.