Pues precisamente hoy, el gobierno lanza una campaña dirigida hacia la población masculina que no se identifica con conductas sexuales que son más habituales de lo que ellos mismo creen. El objetivo es acabar, "cortar con la violencia sexual" y llamar por su nombre a las cosas.
Estos siete jóvenes hablan de abusos, acosos y violaciones. Reflexionan sobre la situación de ellas pero también sobre ellos y cómo a veces no actúan como deberían de actuar, siendo a veces testigos mudos de la violencia sexual. "Si ves que algún amigo hace algo así, tienes que decírselo", comenta uno de ellos, señalando como muchas veces hay chicos que se convierten en cómplices del miedo.
"Que no se dejen llevar por el grupo y que lo rechacen explícitamente", aconseja María José Bueno, de la Federación de Mujeres Progresistas.
Los jóvenes nos cuentan esta cruda realidad, como que a muchas de ellas las han perseguido por la calle y que nadie le dice nada al perseguidor. También hablan de la presión de grupo y cómo los maltratadores se apoyan y envalentonan entre ellos en sus "grupitos".
Sin una educación en el respeto sexual, estos "grupitos" pueden acabar peligrosamente en "manadas".