Nueva entrada en nuestro extenso anecdotario de las ocho de la tarde. Ese momento de ánimo para todos y homenaje para los sanitarios, en el que la mayoría de nosotros salimos a aplaudir al balcón o la ventana y, a lo sumo, pinchar alguna canción que nos suba un poca la moral en estos tiempos de reclusión en casa se está convirtiendo en la oportunidad para las mas manifestaciones artística más variopintas.
Como la de José Novo, un frutero que, llegada la hora indicada, se dedica a tocar una gran campana en su puesto situado en el cruce de dos calles del centro de La Coruña. "Yo tenía este regalo de Suiza. Dije 'voy a sacar la campana'. Saqué la campana un poquito y la gente se animó", comenta.
Este frutero del barrio de toda la vida encabeza a ritmo de campana la algarabía y la fiesta junto a otros pequeños comerciantes y repartidores durante el aplauso a los sanitarios. Lo hace para animar a los clientes y viandantes a los que veía un poco tristes.
A las campanadas cada tarde en la su rotonda se unen también el sonido de los cláxones de motos de repartidores que en este momento ya no les parecen tan molestos a los vecinos. De hecho, ya ha recibido peticiones entre los miembros del vecindario para pasar también por delante de sus casas: "Yo la paso bien y hacemos un poquito mejor esto", concluye.