497 días: ese fue el tiempo que pasó desde que desapareció Diana Quer, –durante la madrugada del 21 al 22 de agosto de 2016–, hasta el momento en que se encontró su cadáver, el 31 de diciembre de 2017, después de que su asesino confeso, José Enrique Abuín, ‘El Chicle’, indicase dónde estaba su cuerpo sin vida.
Fueron 497 días en los que Juan Carlos Quer y Diana López Pinel, los padres de la joven, lucharon contra la incertidumbre, la angustia y el dolor al tiempo en que sus vidas quedaban también expuestas a los medios, destapándose los problemas existentes en el seno de la familia. Sus asuntos personales quedaron al descubierto. Los progenitores de Diana Quer llevaban un tiempo separados; fue un divorcio complicado al que se sumó el terrible sufrimiento de la búsqueda de Diana. De hecho, a los tres meses de la desaparición, la madre perdió la custodia de la hija menor, Valeria Quer.
En el transcurso de la búsqueda, y ante la proliferación de noticias, el padre desveló la multitud de veces que ella le había denunciado desde la desaparición: “Cayeron nueve denuncias, que por supuesto, todas, se han archivado”, contaba entonces.
Tras 16 meses de angustia, y con el hallazgo del cuerpo sin vida de Diana, vimos a los padres compartir su dolor en el funeral y, guardando las distancias, asistir a homenajes juntos. Sin embargo, recientemente sus nombres volvían a aparecer en los medios nacionales constatando una vez más los problemas y desavenencias entre ambos.
Primero era Diana López Pinell la que hace tan solo dos semanas denunciaba nuevamente a su exmarido por, –según afirmaba–, provocarle una inflamación en la muñeca e intentar atropellarla con el coche. Juan Carlos Quer era entonces detenido tras entregarse voluntariamente en dependencias policiales temiendo una nueva acusación falsa, según sus palabras, y denunciando a su vez a su expareja por injurias y calumnias.
En medio de ambos, su hija Valeria Quer irrumpía durante unas declaraciones de su madre ante los medios para acusarla de mentirosa y negar que su padre fuese capaz de hacerle daño: “Eres una mentirosa. No vengas aquí a decir mentiras. Jamás te intentó atropellar. Jamás te ha intentado atropellar. Jamás te ha pegado. Papá no es agresivo. Deja de mentir a las cámaras. Deja de dar pena”, gritó, mientras Diana López Pinell replicaba: “¿Qué no me ha pegado? Si te ha pegado hasta a ti. Le ha pegado hasta a ella y tengo puesta una denuncia en el juzgado de Majadahonda. Que lo sepa todo el mundo, que este señor es un agresivo y un maltratador”, dijo ante las cámaras antes de marcharse de las inmediaciones de los juzgados.
Todos declararon, y tras ello Juan Carlos Quer quedaba en libertad sin ninguna medida cautelar ni ninguna orden de alejamiento porque no se apreciaba ningún riesgo de agresión. “Mi exmujer usa de una forma sibilina y malvada una ley pensada para proteger a la mujer”. “Desafortunadamente, perdió hace 5 años el norte y el control”. Esas son las palabras con las que se pronunciaba el pasado 9 de octubre. Días más tarde, el 16, aseguraba que su exmujer lo amenazó, injurió e intentó agredirle, sumando a esa denuncia la de simulación de delito.
Denuncias, injurias y acusaciones cruzadas protagonizan la relación en una familia que afronta el 11 de noviembre, --tras ser aplazada la fecha inicial del 28 de octubre--, el inicio del juicio a ‘El Chicle’ por el asesinato de Diana; un juicio ante el cual el padre de la joven sigue clamando para que se aplique la prisión permanente revisable. La clave depende de si se aprecia o no, además del asesinato y la detención ilegal, la agresión sexual.
Por su parte, de la familia de José Enrique Abuín Gey poco se sabe. 'El Chicle', durante la desaparición de Diana, acudía religiosamente a comer a casa de sus padres. Quería aparentar normalidad ante la idea de que le estuviesen siguiendo y, sobre todo, tener controlado el lugar donde había dejado el cadáver de Diana, sumergido en un pozo en una nave industrial abandonada en Asados, Rianxo, A Coruña, ubicada precisamente a menos de 300 metros de donde vivían sus progenitores.
A ellos les dijo en una carta enviada desde presión que no hablasen con la prensa por menos de 10.000 euros, a la vez que insinuaba que Rosario, su mujer, estaba con él la noche de la desaparición de Diana. Sin embargo, tanto esta como sus cuñados previamente le habían dejado sin cuartada, negando estar con él la noche del 22 de agosto de 2016 en que abordó a Diana, a la que acabó asesinando. Ahora la realidad es que solo los padres de El Chicle están con él.