Fagos, los virus aliados de la medicina contra las superbacterias que ya matan más que el SIDA y la malaria
Un estudio de la Universidad de Washington estima que las bacterias resistentes a los antibióticos mataron a 1,3 millones de personas en 2019
El abuso de estos fármacos ha generado superbacterias resistentes a todos los antibióticos conocidos
El uso de los virus bacteriófagos se presenta como la alternativa más prometedora para ganar la batalla de la que muchos científicos consideran la mayor amenaza para la salud que enfrenta la humanidad
Hace años que las comunidad médica viene alertando del problema. La verdadera pandemia del siglo XXI son las superbacterias resistentes a los antibióticos y es un problema que hemos generado nosotros al abusar de estos fármacos durante décadas tanto en los tratamientos en humanos como en animales.
Las bacterias resistentes mataron a más de un millón de personas en 2019. Más que la malaria o el SIDA y las previsiones alertan de que en el futuro, estos patógenos, podrían ser los responsables de matar a más gente a nivel mundial que el cáncer.
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Virus asesinos de superbacterias
Los antibióticos llevan décadas perdiendo la batalla. Las bacterias se adaptan. Las hay inmunes a la mayoría de antibióticos y algunas que lo son hasta a los que se consideran de último recurso. A todos. El contraataque de la medicina viene de la mano de un aliado inesperado: los llamados fagos, virus cuyo único objetivo es matar bacterias y que llevan miles de años evolucionando en una escalada armamentística con ellas en la que, hasta la fecha, siempre se han impuesto.
Cien voluntarios participan en estos momentos en Bélgica en un ensayo clínico que apela a estos virus para probar su eficacia contra las infecciones microbacterianas resistentes. El estudio, según relata un reciente artículo en 'New Scientist', ha sido posible gracias a un cambio en la regulación del país que ahora sí permite a los médicos acceder a estos virus para usarlos como terapia.
"La terapia con fagos se está volviendo más común, al menos en Bélgica”, comenta a 'New Scientist' Jean-Paul Pirnay, del Hospital Militar Queen Astrid en Bruselas. Este investigador afirma que su equipo planea analizar todos los casos y publicar los resultados pronto. “A primera vista, diría que hay una mejoría clínica en torno al 70% los casos” y reconoce que la mayoría de pacientes a los que se ha tratado "estaban desesperados después de que fallaron los antibióticos”.
Uno de esos pacientes, cuyo caso acaban de publicar los investigadores, es una mujer de 30 años que resultó gravemente herida en un atentado suicida en el aeropuerto de Bruselas. Los investigadores cuentan que a pesar de que le administraron antibióticos cuando ingresó en el Hospital Erasme de Bélgica, sus heridas se infectaron e impidieron que cicatrizaran.
Tras varios meses, los tratamientos intensivos con antibióticos le habían causado efectos secundarios graves, pero no lograron eliminar la infección. El principal culpable fue una cepa de una bacteria llamada Klebsiella pneumoniae que es resistente a casi todos los medicamentos.
La publicación explica que Anaïs Eskenazi, una de las doctoras que la atendía, decidió probar en ella una terapia de fagos. Para ello se envió una muestra de la bacteria al Instituto Eliava en Tbilisi, en Georgia, para encontrar un fago que pudiera matarla. El motivo de enviar la muestra hasta Georgia es que en todo lo que podría considerarse como el antiguo bloque soviético es donde más se investigado con estos virus. El Instituto Eliava lleva utilizando la fagoterapia para tratar infecciones desde la década de 1920. En el resto del mundo se escogieron los antibióticos y los fagos quedaron apartados como tratamiento.
En el caso de la mujer afectada por la bacteria Klebsiella pneumoniae, los investigadores georgianos encontraron un virus candidato para matarla, pero no solo hicieron eso, lo desarrollaron y lo potenciaron para hacerlo aún más mortífero. El virus asesino de bacterias ya estaba listo en noviembre de 2016, pero se optó por suspender el tratamiento porque algunos médicos estaban preocupados por la seguridad y la eficacia de la terapia.
Dos años más tarde, en febrero de 2018, la mujer aún no había mejorado y finalmente fue tratada con el fago en combinación con antibióticos. En cuestión de semanas, su condición mejoró y su fémur roto finalmente comenzó a sanar. Ahora puede a caminar, generalmente con muletas, y participa en deportes como el ciclismo.
Resultados prometedores y cautelas
Los investigadores avisan de que, a pesar de resultados como este, aún existen varios obstáculos para usar la terapia con fagos más ampliamente. Estos virus son específicos de bacterias particulares. Cada uno ha evolucionado para matar a unas bacterias concretas y a su vez, esas bacterias pueden desarrollar resistencia rápidamente. Para Ben Temperton de la Universidad de Exeter, Reino Unido. Evolucionar o “preadaptar” los fagos, como hizo el Instituto Eliava, reduce la resistencia pero toma tiempo.
Los investigadores comentan que estos problemas dificultan la obtención de la aprobación regulatoria para estas terapias. En el momento en que trataron a la mujer, su doctor tuvo que obtener una aprobación especial para probar la terapia con fagos. Este sigue siendo el caso en la mayoría de los países, razón por la cual las terapias con fagos rara vez se usan.
Eso podría cambiar. En 2019 la Agencia Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios de Bélgica presentó un sistema diseñado específicamente para la terapia con fagos, lo que facilita mucho que los médicos lo prueben. “Estamos tratando de expandir este marco a Europa” comenta a 'New Scientist' el investigador Jean-Paul Pirnay.