Desde hace algunos años se viene hablando del llamado experimento ruso del sueño, que sería el resultado de un programa soviético de finales de los años 40 del pasado siglo, tras la Segunda Guerra Mundial. Este experimento consistiría en utilizar un nuevo gas para eliminar una necesidad tan básica como la de dormir. El objetivo, según la leyenda, no era otro que aumentar la productividad de los trabajadores: si el sueño no es necesario, el día se llena de nuevas horas en las que es posible trabajar. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿Es verdad o leyenda la existencia del experimento ruso del sueño?
Según esta leyenda, el gas que permitía eliminar la necesidad de dormir fue probado en un pequeño grupo de personas integradas en campos de trabajo forzoso, condenados por traición a la Unión. Tal y como explica laweb Psicologíaymente, a los 'conejillos de indias' de este experimento se les habría prometió que, transcurridos 30 días, si lograban aguantar sin dormir, conseguirían la libertad. Durante este periodo debían vivir sin dormir en el interior de una cámara en la que se introducía constantemente un nuevo gas psicoactivo que precisamente evitaría la necesidad del sueño.
Así, el experimento se habría realizado en una habitación sellada y monitorizada constantemente. Se dice que, durante los primeros cinco días, los individuos no se encontraron mal, manteniendo entre ellos conversaciones normales. Sin embargo, tras este periodo, las cosas habrían cambiado: los temas de conversación se habrían vuelto más oscuros, apareciendo episodios de paranoia, así como quejas físicas y mentales. Habría aumentado también la desconfianza entre los sujetos participantes, que poco a poco dejaron de hablarse.
Se dice también que, tras diez días de experimento, uno de los sujetos comenzó a gritar y no paró de hacerlo hasta pasadas tres horas. Ante el silencio posterior, los investigadores intervinieron y, supuestamente, descubrieron que se había arrancado las cuerdas vocales, algo que pareció no importar al resto de participantes, inmersos en su propia locura. Poco a poco la escena se habría vuelto aun más dramática: otro de los compañeros supuestamente comenzó a gritar y el resto se dedicó a desmantelar las habitaciones.
Los días siguientes, según este relato, se desarrollaron en una fase de absoluto silencio. Finalmente se habría decidido abrir la estancia en el ecuador del experimento, encontrando a un grupo de sujetos desesperados y, uno de ellos, muerto. Muchos habían dejado de comer tras el quinto día y también se habrían dado casos de autolesión. Además, ante la apertura de la estancia, varios de ellos supuestamente demandaron más gas para mantenerse despiertos. El resultado, en definitiva, habría sido un absoluto fracaso del experimento.
Aunque esta historia ha circulado a lo largo y ancho de Internet (y para más de uno no resultará descabellado que pudiera ser cierta), la realidad es que ha sido desmentida. Su origen se encontraría en la web CreepyPasta y, desde ahí, algunos usuarios la habrían dado por cierta, haciéndola circular a través de la red. La historia comenzó a difundirse alrededor del año 2000, hasta nuestros días.