Riba de Saelices aún recuerda el incendio más devastador del siglo veintiuno en España. Ardieron doce mil héctareas y murieron once personas que trabajaban como retén para apagar el incendio de los montes aledaños al pueblo. Hoy, en el municipio hay disparidad de opiniones sobre la existencia de un plan para evitar incendios.
Según Greenpeace, no hay planes de prevención de incendios en ninguno de los diez municipios donde se han producido los peores desastres. Y Ribas de Saelices no es una excepción. Aquí el campo se ha ido recuperando, pero los ecologistas advierten de que el fuego siempre vuelve donde ha habido un incendio. Una ola de calor podría de nuevo desatar el infierno en este rincón de la Alcarria.
Según ha analizado Greenpeace, todos los incendios tuvieron lugar en una situación meteorológica extrema (ola de calor). En este sentido, añaden que aunque el cambio climático no explica el origen de los incendios, sí esclarece las causas de su propagación y virulencia. Un monte vulnerable a las olas de calor y sequías, en el que además se insertan viviendas (interfaz urbano forestal), es un monte vulnerable a los grandes incendios forestales, según indica la entidad.
Greenpeace reclama que se cuente con planes de prevención, emergencia y extinción, antes que apostar por más medios (aviones, helicópteros, camiones, bomberos).También considera fundamental invertir en investigación de causas judiciales y en la mejora de las condiciones laborales de los operativos de extinción.
La Fiscalía de Medio Ambiente ya envío en el mes de abril una circular a 151 alcaldías de los municipios que han sufrido un mayor número de incendios para recordarles la obligatoriedad de contar con planes preventivos, advirtiendo de que no hacerlo podría ser considerado un delito.