La crisis por coronavirus se originó en China en diciembre de 2019. Con una gran rapidez, el virus comenzó a propagarse primero por todo el territorio chino, sobre todo en la ciudad de Wuhan. Al ver la capacidad tan rápida que tenía este virus para contagiar a las personas, las autoridades chinas decidieron confinar a su población y poner en marcha diferentes medidas con las que se prohibía las salidas de casa, se obligaba a teletrabajar y tan solo se podía salir de las viviendas para realizar la compra o acudir a la farmacia.
Además, en cada salida y entrada de los domicilios se producían controles de temperatura para garantizar que el ciudadano que salía de su vivienda se encontraba totalmente sano. Tras varios meses de confinamiento, la ciudadanía china ha vuelto a su normalidad.
Ahora, las calles, los parques, los centros comerciales y el transporte público se llenan. Con ello, comienzan los reencuentros entre familiares y amigos que quedaron separados por esta dura cuarentana. Un claro ejemplo es el que han protagonizado dos niños pequeños en Pekín.
Tras terminar el confinamiento y poder salir a la calle, los dos pequeños se reúnen en un parque de la ciudad. Cuando se ven a lo lejos, los dos menores sueltan os brazos de sus madres y corren a su reencuentro para fundirse en un tierno abrazo. Una demostración de que, al final, los abrazos y los besos llegarán.
En España, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha asegurado este viernes que "nada gustaría más" al Gobierno que poder anunciar medidas más permisivas como que los niños puedan salir a la calle, pero lamentablemente "todavía no es momento" de hacerlo.
Lo ha hecho al ser preguntado por esta posibilidad en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordinario que ha aprobado la prórroga del estado de alarma hasta el 26 de abril, en la que ha asegurado que el Gobierno es consciente del "gran esfuerzo" que se está pidiendo también a los más pequeños para quedarse en casa.