El cirujano gallego Diego González Rivas programa sin miedo cada viaje de trabajo, como el que hizo a Gaza y que no ha sido ni con mucho el de "mayor riesgo" que ha vivido entre los 115 que ya ha realizado, sobre el que ha rodado un documental para poder mostrar cómo se puede mejorar la vida de un paciente con un instrumental patentado por él mismo en el año 2000.
De la mano de la Fundación María José Jove, González Rivas estrena esta tarde la cinta de 32 minutos de duración y que supone la proyección mundial de este trepidante viaje a Gaza, que condensa cuatro días de enorme tensión en los que narra el paso de Israel al territorio palestino y todo lo que allí sucede hasta su nuevo regreso a la capital judía.
En una entrevista con Efe, Rivas ha reconocido que han tenido que "censurar algunas imágenes, porque así nos lo han aconsejado", de la parte que separa Israel de Gaza, una especie de jaula en la que el cirujano español pasó varias horas retenido hasta lograr convencer a las autoridades israelíes para cruzar a la zona judía, en donde le esperaban otros cirujanos para ser instruidos por González Rivas.
Pregunta: ¿Cuándo y cómo surge la idea de hacer un documental?
Respuesta: Era un deseo de años, pero mi agenda estaba muy llena y, además, era muy complicado ir; aprovechando que tenía que un viaje programado a Jerusalén me propusieron ir a Gaza, pero el problema de entrar allí era muy complicado ya que desde que empezó la pandemia ningún médico había entrado en esa zona. Al final, lo conseguimos después de remover Roma con Santiago.
P: ¿Por qué hay que ver el documental?
R: Porque se puede ver toda la aventura de este viaje, aunque hayamos tenido que censurar algunos momentos en la misma frontera de Gaza, pero sí si pueden ver las dificultades que tuve desde mi salida en Dubái; cuando pasamos a Gaza el equipo de profesionales que me grababa en Jerusalén no pudo pasar la frontera, así que tuvimos que recurrir a otro equipo de grabación dentro de Gaza; una vez en Palestina, pasamos a mano todo el material de donaciones y lo que nos encontramos fue un panorama desolador.
P: ¿Cuál de las experiencias vividas en Gaza aún le sigue estremeciendo?
R: Saber que he estado en el lugar más poblado del planeta y ver todo vacío, a oscuras y con un policía cada 30 metros, controlando que la gente no saliera de sus casas porque la pandemia estaba descontrolada. De las 10 personas que íbamos a operar en el hospital, cinco dieron positivo en el test de covid; pero el silencio de las calles, el racionamiento de la luz y saber que si la gente come y vive muy al día, la situación real tenía que ser tremenda con mucha gente muriendo en casa. El aislamiento es dramático, pero la covid ha sido una puntilla extrema.
P: ¿Cómo está la situación a día de hoy?
R: Muy mal comparándola con la del mes de diciembre porque ahora hay más casos y más muertos -le apunta Abu Akar Firas, cirujano del hospital palestino Al Makassed, en Jerusalén, y con el que presenta hoy el documental-. De esta situación nadie habla; sabemos lo que pasa en la India, pero lo de Gaza no interesa.
P: ¿Gaza ha sido su viaje más peligroso?
R: No, no lo ha sido porque, por ejemplo, en Pakistán me escoltaron 100 soldados para poder llegar hasta Khyber Pass -la frontera de Pakistán con Afganistán-, y más peligrosos que Gaza han sido los de El Salvador, Irak o Corea del Norte, en donde, para acceder al país mi pasaporte y mi teléfono se tuvieron que quedar en la frontera y dentro estuve permanentemente vigilado por una persona. En Gaza me sentí muy seguro, a pesar de que hace unos días supimos que entre Hamás e Israel hubo bombardeos. Mi mayor sensación de inseguridad fue en Corea del Norte.
P: ¿Qué reivindican con la producción de esta cinta?
R: Que la gente necesita ayuda para vivir porque no tiene ningún tipo de apoyo y necesita instrumental básico para hacer hasta las cirugías más simples. Les han donado quirófanos que son aceptables, pero no tienen grapadoras para las cirugías, ya que para ellos es tremendamente costoso. Hasta los países más pobres tienen cosas que ellos no alcanzan a tener.
P: ¿Su "aventura" servirá para que el mundo vea lo duro que es defender la vida en algunos territorios?
R: Ojalá sea así y que sirva para concienciarnos de que hay gente que lo pasa muy mal y que necesita ayuda. En el documental se puede ver cómo puedes estar operando y que se te vaya la luz, o que tienes que dejar tu operación porque en ese momento entra en el quirófano un herido de bala, como me pasó a mí. Es el día a día de Gaza.
P: ¿Qué enseñanza extrae de "Operation beyond the borders"?
R: Que hay que conseguir donaciones y ayudas, porque en el mundo ocurren cosas que no tenemos ni idea que están sucediendo simplemente porque no se habla de lo que pasa en algunos territorios como Gaza.
P: ¿Se puede decir de usted que es también un médico aventurero?
R: La semana pasada estuve en Mozambique y la próxima iré a Nigeria. Hace dos semanas fui a Venezuela. Ninguno de ellos son lugares del mundo tranquilos, precisamente, pero estoy acostumbrado a viajar.
P: ¿González Rivas es el Phileas Fogg de la medicina?
R: Bueno, he sacrificado mi vida a enseñar y difundir mi técnica por el mundo y no creo que haya ningún médico, no sólo de torácica sino de cualquier especialidad, que haya operado en más países que yo. Me gusta la acción y poder ayudar.
P: Coronavirus y viajar ¿es compatible?
R: Hay que tomar medidas y asumir el riesgo. En Venezuela estaban en confinamiento estricto hace dos semanas y ahora mismo hay una oleada horrible; menos mal que no me coincidió, porque no podría haber salido de allí. A Gaza fui sin saber que estaban tan mal.
P: ¿Cuántas vidas ha logrado salvar con su técnica Uniportal?
R: Es imposible saberlo, miles. Pero no hablaría de salvar vidas, sino de ayudar a gente que lo necesita. En todo caso, miles de personas en todo el mundo. Hago 800 cirugías de pulmón al año.