La preocupación por los rebrotes de coronavirus continúa creciendo al tiempo en que lo hacen los contagios en España. Las autoridades sanitarias insisten por activa y por pasiva: hay que usar la mascarilla y mantener el distanciamiento social. Sin embargo, la realidad es que en servicios tan básicos como el transporte público, sobre todo lo último se convierte en una tarea imposible.
En Madrid, pese a que estamos todavía en finales de agosto y muchos aún no han regresado de vacaciones, viajar en hora punta y cumplir las recomendaciones sanitarias no es una tarea fácil. Ya se pueden ver importantes aglomeraciones, y algunos de los usuarios denuncian: “Estamos aquí como sardinas”.
En los andenes los carteles recuerdan que hay que “mantener la distancia interpersonal”, pero la realidad es que en ocasiones es totalmente imposible.
“Vas subiendo las escaleras y aunque tú tomes distancia… se te pega alguno”, cuentan.
Hay muchos precavidos, pero también están quienes siguen cometiendo imprudencias: “A la gente le da todo igual. No llevan mascarilla o la llevan con la nariz fuera”, denuncia una usuaria del Metro de Madrid.
Mientras, multiplicando sus esfuerzos, otros no paran de limpiar “todo lo que el viajero puede tocar”; empleados de limpieza que se afanan a destajo por minimizar el riesgo de contagio.
En este mes de agosto se ha mantenido la misma frecuencia, pero con un 40% menos de viajeros. Sin embargo, las aglomeraciones ya están presentes. “No quiero ni pensar cuando se incorpore la gente en septiembre”. “Va a ser una locura”, denuncian, en plena pandemia.