La policía intuía que José Manuel Sánchez se había refugiado en la habitación que había alquilado hacía dos meses, cuando se tuvo que marchar de la vivienda familiar. Los investigadores estaban inquietos, vigilando la casa día y noche. Los medios de comunicación decían que había huido. A la policía le venía bien esa confusión. No querían entrar todavía. Pero si no bajaba él, ayer era el día para subir a detenerlo. Tantos días sin salir, desde el sábado que había asesinado a Lorena… Llegaron a pensar que podría haberse suicidado. Pero al final bajó a la calle y fue al bar de la esquina. José Manuel tenía un vicio oculto, el alcohol. Estaba nervioso y tenía muy mal aspecto. Flor le atendió y se acuerda de las palabras que le dijo: '¿Te molesto?' Y se puso a ver la televisión. Ella no le reconoció. Por eso no llamó a la policía.
Después de la cerveza regresó a su habitación de alquiler. La policía tenía rodeado el edificio. Estaban esperándole. No habían querido entrar en el bar para ser discretos con la detención. El portal de la vivienda sería un lugar más propicio. Se echaron encima y lo detuvieron No dijo nada.
Lorena fue asesinada con múltiples cuchilladas. No fue una muerte rápida según los datos de la autopsia. El día del crimen la acechó. Ella salió con sus amigas y él la esperó en la casa. Cuando llegó, Lorena no tuvo tiempo de cerrar el coche. La policía cree que la obligó a subir, probablemente amenazándola con el cuchillo. Había apagado el móvil para que no lo localizaran y así pudo cometer el crimen, desaparecer y tener a la policía en vilo más de 48 horas.
Habían roto en noviembre, pero él no se resignaba. Acosaba a Lorena y aunque ella al principio intentó disimularlo, las buenas amigas sabían que lo estaba pasando muy mal tras la separación y que había tenido que dejar las redes sociales porque no la dejaba en paz. De lo ocurrido antes pocos sabían que ya le había golpeado, pero ella no había querido denunciarlo. Ella ocultaba los celos patológicos de José Manuel que incluso le destrozaba la ropa cuando no le gustaba. Ocho años de relación. Y aun así a la policía le costó encontrar amigos que les situaran en la realidad que había vivido Lorena antes de morir asesinada. Los primeros testimonios que hablaron con los agentes no sabían que tuvieran una relación tan tóxica.
De puertas para fuera, José Manuel guardaba las formas. Le vemos sonriente atendiendo a los clientes de la sidrería donde trabajaba. Llevaba poco tiempo. Le habían nombrado encargado por su experiencia. Ahora está cerrada y no creen que vuelvan a abrir. De puertas para dentro, en casa, José Manuel era un maltratador con antecedentes de malos tratos a tres parejas anteriores, órdenes de alejamiento e incluso estancias en prisión. Cuando conoció a Lorena le dijo que fue a la cárcel porque se había metido en una pelea, pero era otra mentira.
El hermano de Lorena está destrozado porque les tenía engañados. No les gustaba pero además es que no sabían que tenía tantos antecedentes. Ni siquiera les contaba que tenía hijos con sus otras parejas.