Diana está muerta y no tenemos su testimonio. Solo el principio de la historia: Me estoy acojonando, un gitano me ha dicho “morena ven aquí”. Después de eso el silencio y 500 días después su cadáver. Su cuerpo no habla en la jerga de los forenses, significa que no encontraron señales de la agresión sexual, o sí. Una discusión forense en el juicio complicó el caso. Dos eminencias no se ponían de acuerdo sobre la única posible señal de violación en el cuerpo de Diana. Un edema en los labios mayores. José Blanco Pampín , jefe del servicio de patología del Imelga (Instituto de Medicina Legal de Galicia) estaba de baja cuando fue hallado el cuerpo. No lo vio. Pero con las fotografías hizo una segunda autopsia o ampliación, en la que no puso el descubrimiento del edema. Lo soltó en el juicio, cayó como una losa en la sala.
La abogada de la defensa gesticuló como nunca lo había hecho, contrariada. A juicio de Pampín, el edema se había producido en vida y significaba que habían existido embestidas violentas. La prueba de la agresión sexual. Pero no estaba solo declarando. El juez había tenido la idea de poner juntos a dos equipos de forenses, los de la primera autopsia y los de la segunda. Y al escuchar esto, los forenses que sí habían observado el cadáver, sentenciaron. Fernando Serrulla, jefe de la unidad de antropología forense del mismo instituto, rebatió, varias veces. Es un edema post mortem. Por la hinchazón del cuerpo en el agua. Discutieron e incluso el juez intervino varias veces entre los dos equipos de expertos. La prueba clave había enredado a los nueve del jurado. La otra gran prueba, la posición de las piernas abiertas que habían descrito los buceadores que sacaron el cadáver, quedó en nada cuando preguntó el juez a los forenses. No significa violación, no significa nada.
Con este panorama el jurado popular tenía que decidir el futuro carcelario del Chicle; prisión permanente revisable, o no. Y no hay más. Sin semen ni señales, la abogada de José Enrique Abuín, defiende. No hay pruebas. “¿Es posible una violación sin violencia?”. La frase es para enmarcar porque es obvio que sí. Pero en este caso no tenemos el testimonio de Diana y en su cuerpo no hay más. El año y medio de lavado y saponificación, destruyó todo. La abogada apostilla. “Porque no lo había”.
Las acusaciones buscan otros argumentos. Basados en indicios. Un camino que lleve con lógica a la deducción. Si Diana murió estrangulada con la brida, porque se rompió el hioides y el asesino tuvo que apretar cinco minutos, no se sostiene el homicidio accidental que planteó el Chicle en la calle Venecia cuando robaba gasolina. Y si la raptó en el paseo Marlés, y se la llevó viva en el maletero, a la nave, fue con la intención de agredirla sexualmente. Y si sumamos elementos como; el cuerpo desnudo, el tanga en el pozo porque es lo único que el Chicle no hizo desparecer (era negro dice la fiscal y se lo olvidó en la oscuridad)… Datos que uno detrás de otro conducen al argumento que todo el mundo piensa como más lógico. ¿Para que la tuvo en la nave sino era para violarla?¿Para que la estranguló sino era para borrar su crimen, la violación?
Pero para mandar a un hombre a prisión tantos años, los jurados tienen que estar seguros. Y razonar sus argumentos en el veredicto. El juez les explicó muy exhaustivamente los fundamentos más importantes. Si dudan a favor del reo. Y también les dijo que no pueden probar una violación con los antecedentes y no pueden probar un modus operandi con la lógica matemática. El jurado, lego en Derecho, tiene que razonar su decisión hilando muy fino. Si a la chica de Boiro la intento agredir sexualmente y hay una sentencia, con Diana lo hizo seguro. O no. O lo intentó y no pudo. Si en el 99% de los casos de violación se cumplen los mismos parámetros que con Diana, tuvo que violarla. O no, y lo intentó y no pudo. Imagínense jurados de esta causa.