Jess Aldridge, una joven de 24 años, no podía imaginar que dos de las personas que, probablemente, más quería en el mundo, su madre y su pareja, la traicionasen de la forma en que lo hicieron. Los dos la rompieron el corazón justo después de dar a luz a su segundo hijo.
La joven, que ya tenía un niño de poco más de un año, se mudó a casa de sus padres con su pareja Ryan Shelton, de 29 años, durante su segundo embarazo. “Nos fuimos a vivir con mi mamá y mi papá después de que mi madre dijo que ayudaría con el cuidado de los niños”, cuenta al diario británico ‘The Sun’.
Georgina, de 44 años, y Eric, de 56 años, vivían Stow-on-the-Wold, una localidad situada en el condado de Gloucestershire, en Inglaterra (Reino Unido). Llevaban tres años casados y doce de relación. Los últimos meses, convivieron con Jess y Ryan.
“Iba a ser la abuela de mis dos hijos e iba a ayudarme a cuidarlos, pero en lugar de eso, está con mi novio”, expresa la joven con el corazón roto, explicando que a lo largo de los meses que convivieron juntos tuvo algunas sospechas.
“Estuvimos durante meses en casa por el confinamiento. Fue muy difícil, especialmente porque Ryan y mamá siempre coqueteaban. Me sentía muy incómoda, fue una experiencia horrible”, expresa, detallando que lo hacían mientras ella y su padre veían la televisión.
"Siempre insistieron en que no había nada entre ellos, pero yo siempre sospeché que estaban tramando algo", relata, añadiendo que “tuve la sensación de que estaba pasando algo durante meses, pero nunca quise creerlo”, relata.
Y, no lo hizo, no descubrió la traición hasta que dio a luz a su hijo Reuben. El pequeño nació el 28 de enero en el Gloucestershire Royal. Lo hizo acompañada de su madre.
Horas después del parto, Ryan le envió un mensaje al teléfono móvil rompiendo la relación. Decía que estaba cansado de que le acusase de tener una aventura con su madre. Vio a Reuben unos minutos ese día y, de nuevo, al día siguiente.
El 30 de enero, cuando Jess recibió el alta y fue a su casa descubrió la “cruel y vil tradición”. Su madre y su novio estaban juntos y se iban a mudar a otro condado, pero estos no lo admitieron hasta dos días después. “No elegimos de quien nos enamorados”, justificaron ambos sin expresar una disculpa ni a ella ni a su padre.