Fuentes del Concello de Vigo han aclarado en la mañana de este domingo el misterio de las partidas de carne de caballo que nunca llegaban a Vigozoo para alimentar a animales y que desaparecían durante el traslado. Una banda organizada lo desviaba para consumo humano, según recoge La Voz de Galicia.
Desde el Concello han señalado que destaparon el fraude en el 2017 cuando un veterinario, que seguía su rutina, revisó un albarán por la compra de la comida de los animales. El hombre detectó que venían “muchos más” kilos de carne registrados que los 400 habituales que enviaba su proveedor, un matadero leonés. “La empresa no contestó”, ante la pregunta de por qué ocurría tal suceso.
El Concello decidió no pagar la factura y cambio de proveedor. El veterinario también detectó que parte de los caballos desaparecidos y luego sacrificados procedían de Portugal sin ningún control. “No denunciamos porque resultó que el tema ya estaba siendo investigado por la Guardia Civil. Es un tema del que se sabía desde 2017”, añaden fuentes municipales. Y es que Vigozoo depende de la gestión de la Concejalía de Medio Ambiente.
La banda que supuestamente ponía la carne de caballo para consumo humano estaba liderada por un hombre de nacionalidad holandesa, con antecedentes del mismo tipo, que operaba en Ponferrada desde 2015. Enviaban el producto a Bélgica y al zoo de A Madroa, Vigo. El Ucoma del Seprona de la Guardia Civil se hizo cargo de la investigación sobre esta banda de ‘entradores de ganado’. En un principio, el caso pasó por un juzgado de Ponferrada, pero ante la magnitud, se remitió a la Audiencia Nacional.
El juzgado de Ponferrada inició una serie de intervenciones telefónicas en 2016, lo que permitió descubrir el entramado, que se iniciaba con el sacrificio clandestino de animales de raza equina carentes de documentación oficial. Su destino era el consumo humano, tanto a nivel nacional como internacional, sin ningún tipo de control sanitario. Los responsables son gestores de los mataderos de las localidades de Toreno y Astorga.
Las intervenciones telefónicas fueron autorizadas judicialmente, al igual que las comisiones rogatorias, los operativos de vigilancia y la entrada y registro domiciliario sobre los equipos informáticos. Se tomaron muestras de carne en Astorga y Toreno, que actuaban desde el 2015 trayendo ejemplares de raza equina amparados con documentación falsa.
El grupo detectado deshuesaba y despiezaba la carne. Desde otra empresa incorporaban aditivos que no eran aptos para ser utilizados como aliento humano por representar un grave peligro para la salud de los consumidores.