Un mes después del crimen de Samuel, –el joven al que mataron propinándole una brutal paliza en A Coruña–, hoy ha declarado ante el juez uno de los doce implicados identificados. De ellos, tres están en prisión preventiva, mientras se espera al resultado de más pruebas recabadas por la investigación.
Los principales acusados llevan líneas de actuación deferentes. Diego y Yumba, dos de los implicados en la muerte, han ocultado siempre su rostro y se han negado a declarar, mientras que Kaio, otro de ellos, ha dado la cara y ha hablado en sede judicial.
“Lo de los puñetazos, en ese momento… yo no hice nada. Cuando cayó el chico tampoco”, ha señalado.
El joven acusa a sus dos compañeros y dice que solo él quiso frenar la agresión a Samuel: “Fue cuando separé a Yumba, separé a Diego después… y se levantó el chico y alguien le golpeó por detrás; alguien que no pude ver”, ha afirmado.
Es su estrategia de defensa: el joven niega haber participado en la paliza, pero reconoce que no hizo nada para ayudar a Samuel y que, además, le robó el móvil.
Concretamente, respecto a esto último asegura que cogió el smartphone y se lo intentaron comprar por 100 euros, pero señala que se deshizo de él por miedo:
“Me había enterado de que era del chico y estaba asustado. No quería tener el móvil de un fallecido”, ha dicho en su declaración.
La versión ofrecida por el acusado, no obstante, contradice por completo la de los testigos, que lo situarían también como autor de las patadas mortales.
“En eso vamos a dejar trabajar como hasta ahora la policía. A lo largo de todo este mes de agosto y primera semana de septiembre esperamos tener toda esa información”, señala el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones.
Será entonces cuando se espera que encajen todas las piezas del brutal crimen.