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Vicente Pinilla y Fernando Collantes, profesores de la Universidad de Zaragoza, llevan estudiando la ‘España vacía’ mucho antes de que Sergio del Molino acuñara el término como título de su ensayo sobre la experiencia de la despoblación en la España interior.
“Los medios habéis descubierto un fenómeno que hasta hace pocos años no preocupaba”, comenta Vicente Pinilla, catedrático de Historia Económica. “Pero esto lleva pasando durante decenios y ahora se constata una realidad que en unos casos es muy dramática y en otros no tanto”.
Lo llevan estudiando desde el año 2000 en Aragón, donde este asunto preocupa con intensidad desde hace tiempo. Ahora publican ¿Lugares que no importan? La despoblación de la España rural desde 1900 hasta el presente. La versión actualizada y en castellano y de un estudio que publicaron en ingles hace ocho años “en aquel momento no interesó a las editoriales comerciales”, comentan a NIUS.
Reconocen que el libro de Sergio del Molino ha puesto el tema en la palestra, pero discrepan del concepto. Ni España vacía –“porque no lo está”- ni España vaciada –“porque esto no responde a una conspiración que viene desde el franquismo para liquidar la España rural”.
Prefieren hablar de la España diversa. Vicente Pinilla: “Hay una enorme diversidad de experiencias. Las zonas rurales de la España mediterránea funcionan muy bien, crecen; en las zonas de montaña hay un auténtico desmoronamiento; toda la frontera con Portugal y el Sistema Ibérico ofrece datos especialmente malos y al mismo tiempo hay un renacimiento importante en el Pirineo aragonés”.
No muy diferente a la tendencia en Europa. En Francia hay un renacimiento rural en el sur y un declive en el norte. “No somos excepcionales y así lo mostramos en el libro”, dicen. “Ocurre que allí pasan de densidades de un habitante por 40 habitantes por km2 y 20 por km2. Aquí, de 15 habitantes por km2, hemos pasado a siete u ocho por km2".
"Muchos de estos sitios con bajas densidades de población nunca han tenido mucha gente”, apunta Fernando Collantes, profesor titular de Historia Económica. “De hecho el proceso de despoblación ahora es menos intenso y en algunas zonas se ha revertido”.
Porque una cosa son las impresiones y otra los datos, confirma el profesor Pinilla: “Lo que vemos en los datos es que en los 20 o 30 años es que la caída del conjunto de la población rural se ha frenado respecto a los años del gran éxodo”.
Hablamos de la gran emigración desde los años de la posguerra hasta finales de los 70, que corre paralela a la transformación radical de su base económica: agricultura y ganadería. Pero conviene despejar tópicos, advierten. Es este debate a menudo se equiparan los problemas del mundo rural a los problemas de la ganadería y la agricultura. O se reducen a una falta de infraestructuras.
“No es que las infraestructuras no importen”, matiza el profesor Collantes. “Pero no es sólo una cuestión de infraestructuras. La mayor parte de las comarcas de España tienen dificultades para crear una economía que vaya más allá de la agricultura”.
“El sector agropecuario no va a generar oportunidades de empleo”, señala Vicente Pinilla. “¿Hay territorios castigados con falta de infraestructuras? Sí. ¿Esto va a solucionar la despoblación? No. Hay que pensar en el tejido empresarial, en el mercado de la vivienda, en el acceso a servicios públicos y privados”.
Reclaman una visión integral que echan en falta en los comisionados contra la despoblación creados por el gobierno anterior y el actual: “Parece que no tienen muy claro lo que hay que hacer, no hay un diagnóstico correcto. Echar un chorro de millones no va a solucionar el problema”.
¿Y merece la pena? ¿Hay que salvar a la España vacía, interior, despoblada... –elija cada uno el adjetivo?
Fernando Collantes: “Sin duda son parte de nuestra tradición y nuestra geografía, pero para mí lo que debemos plantearnos es ¿qué significa progresar en sociedades avanzadas de alta renta como la nuestra? Nosotros pensamos que una de las cosas que significa es ofrecer a la gente una diversidad de opciones de estilo de vida”.
No es la España vacía; es la España diversa.