Vuelve el debate a la Red: "¿Debemos aplastar las latas de bebidas antes de tirarlas a la basura? ¿Es más fácil su reciclaje así?". Algunos defienden hacerlo y otros sostienen que es contraproducente. Veamos pros y contras de ambas posturas y saquemos conclusiones. Partamos de la base de que son de esos envases de usar y tirar que todos deberíamos evitar, pero que se han terminado imponiendo debido a que son fáciles de recuperar y reciclar, siendo uno de los tipos de envase, después del vidrio, que más se recicla en la actualidad.
Ahora bien, ¿es más sencillo separar las latas aplastadas del resto de residuos? Las latas se recuperan en procesos que dependen, fundamentalmente, de las propiedades del material, no de su forma. Estas latas son en la inmensa mayoría de los casos de aluminio, y la planta de clasificación a la que finalmente llega la basura usa una cinta transportadora que separa los restos con una corriente de Foucault, sistema que hace saltar los residuos de aluminio, mientras que lo que no es aluminio cae a un contenedor diferente.
Pero es que además, se aplasten las latas o no, del cubo de basura irán al contenedor y de allí (la mayoría de las veces) a un camión compactador que aplastará toda la basura. En otros casos la compactación ocurre más adelante, en centros de transferencia de residuos, pero, en definitiva, las probabilidades de que una lata llegue hasta la planta de clasificación sin aplastar son ínfimas.
Cabe apuntar también que aplastando la lata se consigue una evidente reducción del volumen, con lo que se llenará menos el contenedor y se reducirá el espacio que ocupa en el transporte. Así se disminuyen las emisiones de efecto invernadero que se emiten en su transporte en las distintas fases de gestión del residuo. Además, se reducirá la probabilidad de que entren otros residuos en la lata. Y eso también es importante para mejorar el reciclaje. Si durante el transporte la lata se llena de cosas que no son aluminio causará problemas en todas las etapas posteriores de tratamiento, clasificación y reciclaje.
Entonces, ¿qué aducen los defensores de no aplastar las latas al tirarlas a la basura? Desde 'Popular Science' señalan que aunque esa práctica ahorra espacio y es aconsejable para las botellas de plástico (siempre con el tapón puesto) ya que se trituran mejor, con las latas de aluminio se puede dificultar su reciclaje.
Matt Meenan, director de asuntos públicos de Aluminum Association, apunta que las latas que llegan aplastadas a la cadena de reciclaje son más difíciles de clasificar y pueden llegar a contaminar otros materiales reciclables. Una lata completamente aplanada, por ejemplo, podría clasificarse como papel, contaminando así el resto de papeles reciclados.
Sin embargo, todo esto siempre dependerá de la infraestructura de reciclaje que se utiliza en cada municipio. Las latas darán problemas en aquellos lugares que usen flujo único, que comienzan en contenedores donde se mezclan todos los materiales reciclables. Si en tu municipio se utiliza el reciclaje de flujo doble o múltiple (separado por contenedores) no habría este problema.
Lo cierto es que en España, especialmente en una ciudad con contenedores amarillos, puedes tirar las latas como quieras que, mientras las deposites en el amarillo, recibirán un tratamiento adecuado en el que podrán ser recuperadas para reciclaje. Por tanto, si quieres actuar adecuadamente, lo más recomendado es que si tienes un contenedor amarillo a mano aplastes la lata con la convicción de que es la solución más cívica.