Un jurado popular de la Audiencia de Barcelona ha declarado por unanimidad, culpable de asesinato al padre del bebé de Pineda de Mar (Barcelona) que falleció en enero de 2019, con tan sólo dos meses, a consecuencia de los malos tratos físicos que sufrió.
El tribunal ha hecho público hoy su veredicto después de que el imputado, sobre el que pesa el agravante de parentesco, confesara durante el juicio haber sacudido al menos en una ocasión a su hijo cuando la madre no estaba presente, lo que propició que las acusaciones rebajaran la petición de pena de los 25 a los 15 años de cárcel por la confesión.
A raíz de los maltratos sufridos, el menor tuvo que ser atendido en tres centros médicos distintos, en Calella, Premià de Mar y Mataró, hasta que finalmente fue ingresado de urgencia en la Unidad de Cuidados Intensivos de neonatos del Hospital Vall d'Hebron, donde falleció el 21 de enero de 2019 a consecuencia de las lesiones causadas por su padre, en prisión preventiva.
De acuerdo con la tesis de la Fiscalía, entre los meses de noviembre y enero el acusado, aprovechándose de los momentos en los que se encontraba a solas con el bebé en el domicilio familiar, y sin que la madre tuviera conocimiento, lo sacudió "con extrema violencia" y reiteradamente.
El condenado actuó de esta forma, apunta el ministerio público, "movido por la intención de acabar con la vida" del menor o, en todo caso, "siendo consciente del riesgo que creaba para la misma y de las altas probabilidades de producir su óbito", lo que "le resultaba indiferente y siendo plenamente consciente de la corta edad de su hijo y de su debilidad física innata".
Por estas sacudidas, el bebé comenzó a presentar cuadros de irritabilidad y merma en el apetito -lo que motivó que su madre lo llevara a distintos centros médicos-, e incluso lesiones intracraneales, intraoculares, de médula espinal y fracturas paravertebrales.
El menor fue ingresado en la Vall d'Hebron con convulsiones y un cuadro de alteración neurológica aguda y acabó falleciendo.
Pediatras y neurólogos alertan del peligro de zarandear a un bebé, especialmente en el primer año de vida, ya que esto puede causarle graves lesiones o incluso la muerte. Esta sacudida es conocida como Síndrome del Niño Zarandeado o Trauma Craneal No Accidental (TCNA).
Se debe tomar conciencia de la fragilidad que conlleva el cuerpo de un bebé ya que lo que para algunos puede ser un gesto para “calmarle”, como es agitarle, puede causarle lesiones de gravedad.
Un bebé no tiene musculatura en su cuello y al zarandearlo, su cabeza se mueve bruscamente golpeando el cerebro contra el cráneo y es posible provocarle lesiones cerebrales muy importantes, problemas de visión, fracturas costales, asfixia e incluso la muerte, como es el caso del bebé de Pineda de Mar.