Yaneth tenía 28 años. Era extranjera. Fue arrojada desde un segundo piso por el que era su novio en la localidad malagueña de Fuengirola el 7 de enero de 2003. Sí, su nombre salta de nuevo a la luz porque fue la primera de las asesinadas contabilizada dentro de los denominados crímenes machistas de 2013. La lista de asesinadas alcanza el millar tras la muerte de Beatriz cuya pareja se habría suicidado tras cometer el crimen. Nada habría sido posible sin Ana Orantes, que denunció su caso en televisión y tuvo como respuesta ser quemada viva por su marido en Cúllar Vega (Granada) en diciembre de 1997. Horrorizó su indefensión y su valentía a la opinión pública. Desde entonces nada fue igual.
Ellas son la primera y la última en una estadística poblada de historias de mujeres cuyo único rasgo en común es precisamente su condición femenina. De hecho, son varias las asociaciones feministas que en reiteradas ocasiones han hecho hincapié en que este tipo de violencia contra las mujeres "se ha cobrado más vidas que el terrorismo de ETA". Las víctimas mortales a manos de la banda terrorista ascienden a 853 en sus 40 años de historia, según cifras del Ministerio del Interior.
Un año más tarde, llegó la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La orden de protección, a petición de la víctima, el fiscal o el propio juez de instrucción, tenía claro un objetivo: dar protección jurídica y policial a las víctimas, así como asistencia social y económica. En las cinco primeras semanas de su aplicación la solicitaron 1.390 víctimas de violencia machista.
La Ley 27/2003, de 31 de julio, que regula la Orden de protección de las víctimas de la violencia doméstica pretendía que a través de un rápido y sencillo procedimiento judicial ante el Juzgado de Instrucción, las victimas de violencia domestica pudiera obtener un estatuto integral de protección que comprende medidas civiles, penales y asistenciales y de protección social. La Orden de Protección es una resolución judicial que, en los casos en que existan indicios fundados de la comisión de delitos ó faltas de violencia domestica y exista una situación objetiva de riesgo para la víctima, ordena su protección mediante la adopción de medidas cautelares civiles y/o penales, además de activar las medidas de asistencia y protección social necesarias, por remisión de la Orden de Protección a los Puntos de Coordinación de las Comunidades Autónomas.
Un año más tarde, llegó la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La orden de protección, a petición de la víctima, el fiscal o el propio juez de instrucción, tenía claro un objetivo: dar protección jurídica y policial a las víctimas, así como asistencia social y económica. En las cinco primeras semanas de su aplicación la solicitaron 1.390 víctimas de violencia machista.
No han servido las leyes para acabar con los asesinatos La cifra oficial de mujeres asesinadas en España por hombres con los que mantenían o habían mantenido una relación sentimental desde el año 2003 asciende a 998, a falta de que se confirmen los dos últimos crímenes en Ayamonte (Huelva) y Alboraia (Valencia) en los que, al parecer, dos mujeres han sido asesinadas por sus parejas que, posteriormente, se han quitado la vida.
Fuentes de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, organismo que se encarga de la recopilación de estos datos, han señalado que por el momento estas dos víctimas mortales no se suman al registro oficial de asesinadas en el ámbito de la pareja o expareja, por lo que todavía no se alcanza el millar de víctimas, aunque las administraciones locales ya han condenado como crimen machista estos hechos.
Aun así no conviene ser catastrofistas. España se encuentra a la cola en Europa en cuanto a víctimas de violencia de género. Un solo caso es deleznable pero el porcentaje, según los últimos datos de Eurostat, España sufría 0,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes en 2016. Solo tenían menos Eslovaquia, Escocia, Letonia y Eslovenia. Por encima nuestro están Italia, Francia, Inglaterra y Suiza. A la cabeza e violencia contra la mujer están Malta, Islandia y Croacia.
Según las cifras oficiales, la media es de 60 asesinatos cada año y el ejercicio con más víctimas mortales fue 2008, con 76 mujeres asesinadas, seguido de 2010, con 73; y el que menos, el año pasado, cuando se registraron 47.
De acuerdo al Centro de Investigaciones Sociológicas, la violencia de género la padecen más de 600.000 mujeres cada año en España, aunque menos de la cuarta parte se deciden a contarlo. De hecho, según los datos oficiales, la mayoría las víctimas contabilizadas en el registro oficial --entorno al 70%-- no había denunciado a su presunto agresor, teniendo en cuenta que el dato sobre denuncias se incorporó en 2006. Si bien este registro oficial se configuró con el objetivo de esclarecer la magnitud de la violencia de género, lo cierto es que tras 16 años en funcionamiento, tiene ciertas 'lagunas'. La primera es que la contabilidad oficial no incluye ningún crimen confirmado antes de 2003.
Otra de las lagunas detectadas en el registro oficial es que únicamente contabiliza los crímenes de mujeres en el ámbito de la pareja o expareja, ya que la Ley de 2004 contra la violencia de género la reduce a esa esfera sentimental, sin contemplar asesinatos cometidos por varones a los que desconocían. Es por este motivo por Diana Quer --la joven madrileña asesinada por José Enrique Abuín, alias 'El Chicle', el 22 de agosto de 2016-- o Laura Luelmo --la profesora que fue asesinada por un hombre en Campillo (Huelva) en diciembre de 2018-- no han sido incluidas en él.
Al respecto, la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género ya avanzó hace unos meses que está trabajando en la recogida de datos estadísticos de los casos de asesinatos y homicidios de mujeres fuera del ámbito sentimental. El objetivo es contabilizar otros tipos de asesinatos machistas que sí están reconocidos en el Convenio de Estambul, como los perpetrados por desconocidos.
Tampoco entraría en este registro oficial la mujer que este lunes ha sido asesinada en Aranjuez por su excuñado, de 39 años. El hombre le disparó con una escopeta de caza y las primeras investigaciones apuntan a un posible móvil sentimental. No se sumaría tampoco el crimen de Laura del Hoyo, asesinada a manos de Sergio Morate, que a la vez asesinó a su exnovia de 26 años, Marina Okarynska, de la que Laura del Hoyo era amiga.
Las mujeres asesinadas por violencia de género que se contabilizan de manera oficial son crímenes confirmados, bien por sentencia, o bien que se están investigando en juzgados de Violencia contra la Mujer. Sin embargo, la Delegación del Gobierno sigue sin contemplar la posibilidad de incluir a María José Carrasco, la mujer aquejada de esclerosis múltiple en fase terminal a la que su marido ayudó a quitarse la vida, a pesar de que la Audiencia de Madrid ordenó que el caso se juzgue en el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer.
Además de las víctimas oficiales, el Gobierno mantiene en la estadística otra decena de casos que están 'en investigación', pero no se añaden a la lista definitiva, al menos por el momento. En esta categoría se incluye en 2019, por ejemplo, el caso de Romina Celeste Núñez, desaparecida en día de Año Nuevo en Costa Teguise (Lanzarote). Su marido afirma que se la encontró muerta y que se deshizo de su cadáver lanzándolo al mar.
Por otro lado, tampoco se ha incorporado a este recuento oficial --ni siquiera entre los casos en investigación-- el caso de Sheila Barrero, a quien encontraron muerta en el puerto de Cerredo (Degaña) en enero de 2004 en el interior de su coche con una bala en la cabeza. No ha sido incluida, a pesar de que el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que se ha aportado al caso señala como autor al exnovio de Barrero, que ya fue imputado en una ocasión.
Es más, la joven sevillana Marta del Castillo, asesinada en 2009 y cuyo asesino confeso habría sido su pareja sentimental --Miguel Carcaño-- no está contabilizada como una víctima oficial de violencia de género. Se añadió en un principio como un caso en investigación, pero ya no se incluye en el cómputo total de mujeres asesinadas por parejas o exparejas.
Desde 2013, el Gobierno también contabiliza los menores de edad que se han quedado huérfanos por este tipo de violencia contra sus madres. Son, al menos, 243. Desde ese mismo año también se cuentan los menores asesinados, que ascienden a 28.
Las casi 1.000 asesinadas tienen tras de sí otro millar de presuntos agresores, de los cuales al menos 193 se suicidaron tras cometer el crimen contra su pareja o expareja. Éste es el caso del último crimen en Alboraia (Valencia), y del de Ayamonte (Huelva), que previsiblemente serán añadidos. En paralelo a la estadística oficial, la web 'feminicidio.net' recopila datos desde el año 2010, cuando empezaron a documentar crímenes en España. Desde ese momento hasta ahora, han registrado en 1.024 mujeres asesinadas por hombres, independientemente de que existiera una relación sentimental entre ellos. En concreto, en 2018 registró 96 feminicidios y asesinatos de mujeres, es decir, más del doble de las confirmadas por el Gobierno; y en lo que va de 2019 han contabilizado 36, más que las víctimas oficiales registradas en la estadística.