Esta mañana ha sido enterrado en Beniel, Murcia, el niño de de 11 años asesinado ayer por su padre. Cientos de personas han acompañado a la madre del pequeño rota por el dolor. Hacía unos meses que se había separado de su marido y asesino de su hijo. El defensor del pueblo ha pedido que se abra una investigación para que se evalúe el nivel de riesgo que existía. No se había implantado ninguna medida de seguridad ya que un test policial consideraba que había un nivel medio de riesgo.
Todo el pueblo de Beniel ha asistido consternado al funeral del pequeño. Presencia también de sus compañeros en el multitudinario último adiós. Todos acompañan a una familia rota por el dolor. Ha sido difícil contener las lágrimas porque con sus 11 años era asesinado a puñaladas por su padre antes de que este se quitara la vida.
Cristian y su hermano vivían habitualmente con la madre. No había un régimen oficial de visitas, pero la expareja, separada desde hace dos años, había acordado que los niños estuvieran dos días semanales con el padre. El jueves le tocaba y cuando se cumplió la hora de entrega, Laura, sin noticias de su hijo, alertó a la Guardia Civil. Allí se encontraron con el peor de los escenarios.
Sobre David, el asesino, recaían dos condenas desde junio. Una por acoso por el control que ejercía sobre su exmujer. La otra por quebrantar una orden de alejamiento. Indicios suficientes como para tenerlo en el punto de mira. Sin embargo, nunca entró en prisión ni se decretaron medidas de protección. Porque un test policial estableció que el riesgo no era alto. Por esa posible negligencia, el Defensor del Pueblo pide depurar responsabilidades y averiguar si existía realmente un alto grado de vulnerabilidad y no fue detectado.