Uno de los tipos alimentos más solicitados desde que explotó la pandemia de coronavirus han sido las latas de conserva. Duran más que la mayoría de alimentos y pueden ser una buena opción si no se quiere salir de casa en un largo periodo de tiempo, pero para saber como tratarlas lo primero que tenemos que saber es la diferencia entre una conserva y una semiconserva.
Una conserva se ha sometido a un proceso higienizante, lo que consigue que sus alimentos no requieran frío para su conservación. Son estables a temperatura ambiente y están esterilizadas para que así los microorganismos sean destruidos o, al menos, inutilizados.
Es por ello que las conservas no tienen fecha de caducidad sino "de consumo preferente", tal como establecen las normativas sanitarias. Esto significa que, durante ese tiempo, los alimentos mantendrán sus propiedades intactas (olfativas, de sabor, de color...) pero si se comen después de que pase ese día, no tendrá ningún efecto negativo sobre nuestra salud.
Una semiconserva, sin embargo, no ha sido esterilizada. Una lata de anchoas, por ejemplo, se somete a u n proceso que estabiliza el producto, pero durará más en un sitio con refigeración que fuera. Son productos, por tanto, con una vida útil menor a la de las conservas, porque el tratamiento térmico que se emplea para su conservación es menos agresivo y hace que sea más perecedero.
A pesar de todo ello, cuando abrimos una lata, sea de lo que sea, es recomendable sacar el producto y almacenarlo en otro recipiente herméticamente cerrado, como una fiambrera, por ejemplo. Además, no se debe tirar el jugo que los contiene, pues ayuda a preservar el alimento y a conservar sus cualidades.