Cómo cuidar el motor de un coche durante el verano
Cuidar el motor de tu coche es la mejor forma de alargar la vida útil de tu vehículo: descubre cómo
La llegada del verano puede traducirse en un uso más intensivo de nuestro vehículo, sobre todo si decidimos movernos con él hacia nuestra zona de vacaciones o preparar todo un 'road trip’ con distintas paradas. En verano nos aventuramos a transitar carreteras menos preparadas, a aparcar en lugares menos adaptados, a explorar zonas de las que nuestro coche puede salir dañado y ojo a la edad del coche... y todo ello en condiciones de temperatura mucho más extremas que durante el resto del año, por lo que es necesario no solo tener en cuenta recomendaciones para circular con el vehículo de forma segura. No es casualidad que en estas fechas se disparen los casos de asistencia en carretera. ¿Cómo cuidar el motor de tu coche este verano? ¿A qué puntos debes atender especialmente pa que tu coche sobreviva a esta temporada?
Cuidar el motor de tu coche en verano: en qué debes fijarte
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Lo primero que debes saber es que el calor afecta negativamente al rendimiento de tu coche. No podemos hacer nada para bajar la temperatura ambiente, pero sí está en nuestra mano intentar que el motor no se caliente en exceso y evitar así el riesgo de averías, así como cierto maltrato a nuestro vehículo.
Desde coches.com, portal dedicado a la venta de coches a través de Internet, aconsejan fijarse en el indicador de temperatura (suele estar en el salpicadero al lado del indicador de combustible). En frío, estará en la posición más baja, pero a los 5-10 minutos debería alcanzar la temperatura óptima (unos 90 grados). Lo importante es que nunca llegue a la zona roja, porque podrías quemar el motor. Cuidar el motor con calor pasa por mantener la temperatura dentro de valores adecuados: un truco es poner la calefacción de tu coche al máximo para liberar calor del vehículo (aunque seas tú quien sufra las consecuencias). Además, revisa bien el sistema de refrigeración del motor y comprueba que no existan fugas en este circuito, así como que éste se encuentre completamente limpio.
Otro punto clave es vigilar los neumáticos, ya que el asfalto alcanza mayores temperaturas, y ellos también. Especialmente si circulas rápido, el riesgo de daño es mayor porque el calor también aumentará. Cuando la presión de los neumáticos es baja, la banda de rodadura se calentará más todavía, algo que acortará su vida. Por eso es importante revisar la presión de las rueda antes de comenzar el viaje (así como el buen estado general de los neumáticos) y evitar situaciones que puedan acabar en pinchazo.
En cuanto a los frenos, su refrigeración se complica en verano y hay que tener en cuenta que la fricción que se produce al frenar provoca calor, más en los meses de altas temperaturas. Por tanto, intenta usarlos lo menos posible dentro de tus posibilidades y dejarlos ‘respirar' para evitar daños.
En general, es aconsejable evitar dejar el coche aparcado en zonas de sol directo: siempre que puedas, aparca a la sombra y piensa en cuál será el movimiento del sol y en cuántas horas permanecerá el coche estacionado. Usa siempre un parasol delantero y, si quieres, también trasero, protege el volante de las altas temperaturas.
Por último, en cuanto al aire acondicionado, haz uso de él para enfriar el coche y revísalo antes de emprender tu viaje (el largo invierno sin ponerlo en uso puede provocar problemas).