Dos mujeres acusadas de un delito de odio y su hijo han reconocido en el juicio que profirieron insultos racistas contra esta mujer por ser extranjera, asegurando que iban "bebidas".
"¡Qué asco de inmigrantes! ¡Cada vez que viajo por la mañana en el metro está lleno de negros y extranjeros de mierda! ¡Mira la extrajera", son algunos de los desprecios que lanzaron el 18 de abril contra esta mujer de nacionalidad venezolada que viajaba en la Línea 3 con su hijo de 4 años.
Tras este episodio de violencia verbal, las mujeres agredieron a una agente de Policía y a un vigilante de seguridad del suburbano que trataron de frenar el episodio de insultos racistas hacia la víctima y su hijo.
Antes del juicio, las acusadas, la fiscal, y la Abogacía del Estado, en representación de una agente que resultó lesionada, han alcanzado un acuerdo de conformidad de reducción de pena. Las partes han solicitado al tribunal la suspensión de la ejecución de la condena al no tener antecedentes penales.
No obstante, una de las encausadas cuenta con una condena impuesta en 2020 por violencia en el ámbito familiar que no computa al ser posterior a los hechos objeto de este procedimiento penal.
De este modo, han aceptado tres meses de cárcel y multa de tres meses a razón de tres euros diarios por el delito de odio frente a los diecisiete meses que solicitaba la fiscal en su escrito de acusación al incluirse una atenuante de reparación del daño después de que hayan consignado esta mañana la mitad de la indemnización que se reclama.
En su declaración ante el tribunal, se han limitado a afirmar que estaban conformes con el acuerdo, manifestando una de ellas que iba bebida sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento por las ofensas.
También se las condena por un delito de lesiones leves (a una de ellas por dos delitos), con una multa de dieciséis días a tres euros diarios, y por obediencia a la autoridad, con una multa de tres meses a razón de tres euros diarios. Se les aplica igualmente una atenuante por embriaguez.
Los hechos se produjeron sobre las 19.00 horas del 17 de abril de 2018 las dos mujeres se encontraban en la Línea 3 del Metro cuando, "movidas exclusivamente por sus prejuicios, por el desprecio y su intolerancia hacia las personas de origen extranjero, se dirigieron en tono "burlesco, de menosprecio y agresivo" contra una pasajera de nacionalidad venezolana que viajaba en el mismo vagón junto a su hijo de cuatro años.
Así, ambas acusadas se dirigieron a la víctima en los siguientes términos: "Mira la extrajera asquerosa", "Va ocupando dos sitios", "Yo me quiero sentar". "A ver si ésta quita la cosa esa (refiriéndose al niño) que va ocupando asiento ella, él y encima mete el carro en el vagón".
La mujer venezolana no contestó a las "provocaciones" y, pese a ello, las dos acusadas continuaron profiriendo frases despectivas como: "debe de ser rumana porque no se entera de nada", "estoy que me meo. No aguanto más, pues puedes mear el carrito del niño, jaja". "Es buena idea, lo mismo me meo en el carro. "¡qué asco de inmigrantes", "cada vez que viajo por la mañana el metro está lleno de negros y extranjeros de mierda".
Cuando una de las mujeres iba a bajar del vagón en la parada Colonia Jardín con el carrito donde llevaba a su hijo, A. H. R. le agarró por detrás, "dándole un fuerte tirón del pelo y zarandeándola mientras le decía puta extrajera, teniendo que ser ayudada por otras personas para evitar que cayera al suelo y para poner fin a dicha agresión".
Una agente de policía fue testigo de la agresión y, tras identificarse e instar a las acusadas a que cesaran en su comportamiento violento, recibió como contestación: "Negra de mierda, me das asco, vete a tu país, no me da miedo que seas policía", lo que provocó que la agente pidiera refuerzos.
Por su parte, D. E. B. que también había presenciado los insultos y las agresiones se interpuso entre ambas acusadas, lo que provocó que A. H. R. le arañara en el cuello y le mordiera en el dedo pulgar de la manoizquierda, "mientras que N. A. C. se lanzaba contra él propinándole múltiples golpes en la cabeza con una lata de cerveza".
A la vista de la situación creada, un vigilante de seguridad del Metro intentó impedir que las acusadas abandonaran el lugar, siendo agredido por A. H. R. "quien le golpeó en la cara intentando arañarle los ojos y con patadas en las piernas, así como un mordisco en el dedo mientras le decía maricón de mierda, hijo de puta, cobarde".