La temporada del frío se encuentra a la vuelta de la esquina y, con ella, llega el momento de sacar mantas y abrigos del armario. También nos planteamos decisiones como invertir en un buen sistema de calefacción o incluso en una chimenea, y se nos viene encima la tarea de poner a punto los sistemas de calefacción, como ocurre en el caso de los radiadores. ¿Cómo purgar los radiadores de casa? ¿De qué forma ponerlos a punto para comenzar a utilizarlos?
Los radiadores son un elemento de confort básico en cualquier hogar, al menos siempre que nos encontremos en una zona de frío. Si es tu caso y ha llegado la hora de hacer uso de este aparato, es probable que debas enfrentarte a la tarea de purgarlos.
En general, y siempre que compruebes que tu radiador funciona correctamente, bastará con colocar un recipiente debajo de la válvula de purgado y, posteriormente, girar la válvula a la izquierda lentamente. El momento de cerrarla será aquel en el que el agua salga de manera regular, sin goteos, y deberás realizar este procedimiento con todos los radiadores de tu hogar.
Ojo porque no extraer el aire acumulado en tus radiadores durante los meses de desuso puede hacer que tu factura de luz o gas aumente, ya que la emisión de calor será insuficiente y lenta. Y es que el aire acumulado impedirá que el calor se reparta de forma adecuada, lo que hará que el sistema tenga que trabajar más duro para calentar tu casa y alcanzar la temperatura programada.
Por otro lado, existen ciertas prácticas que perjudican la salud de tus radiadores y que debes evitar a toda costa. Una de ellas es taparlos por motivos estéticos, algo que reducirá su rendimiento, y lo mismo se aplica a utilizarlos para secar ropa mojada. Si, además, utilizas paneles reflectantes detrás de los radiadores, potenciarás su efecto y reducirás tu consumo entre un 10 y un 20 por ciento.
Además, es conveniente que revises que no haya pérdidas de líquido antes de utilizarlos: simplemente pasa un trozo de papel o de tela por las juntas y conexiones (no hace falta que la calefacción este encendida) y comprueba que no se humedece. Un truco para detectar la presencia de aire es tocar el radiador en distintas zonas: si hay más calor en una zona que en otra, es probable que tengas que purgarlo.
Por último, no olvides la limpieza de tus radiadores: lo mejor es cubrirlos durante el invierno con un forro protector para evitar que se acumule suciedad en zonas de difícil acceso pero, si ya es demasiado tarde, tocará armarse de paciencia y eliminar el polvo con una aspiradora (existen utensilios de pequeño tamaño) o con un paño y agua jabonosa o algún spray limpiador. Un plumero también puede ser de gran ayuda para llegar a puntos difíciles. Y si ni siquiera así logras acceder al polvo acumulado, un secador puede servirte para removerlo y sacarlo de su escondite.