Las placas vitrocerámicas y de inducción se han convertido en un básico en la mayoría de cocinas, sí, que siempre están sucias y para la que necesitan trucos: las vitro son más seguras que las tradicionales cocinas de gas, permiten ahorrar energía (especialmente en el caso de la inducción) y se adaptan más a nuestro ritmo diario. También resultan más fáciles de limpiar, al contar con menos recovecos. Sin embargo, como en cualquier otra superficie, limpiar la vitro requiere usar productos adecuados y herramientas que protejan el material y no lo dañen ni rayen. ¿Cómo llevar a cabo una buena limpieza de vitrocerámica en la cocina?
Tal y como recuerdan desde la web especializada Vitrocerámica Online, las placas vitrocerámicas y de inducción son bastante fáciles de limpiar, aunque requieren de unos cuidados específicos para evitar daños en la zona que recubre la placa. Ojo también puedes limpiar las tablas de alimentos para que generen menos bacterias.
Aunque en general casi cualquier superficie de nuestra casa permite el uso de remedios caseros y mezclas naturales, quizás en este caso sea más adecuado acudir a productos específicos, sobre todo para una limpieza profunda. Casi más importante que el punto anterior es contar con el material adecuado: una esponja o un paño (que no rayen) y una cuchilla o rasqueta para vitrocerámica son dos básicos para la limpieza de este electrodoméstico.
Consecuentemente, huye de cualquier material abrasivo que pueda dañar la superficie. Ante manchas difíciles o muy pegadas, es preferible ablandar la acumulación de suciedad dejando el producto utilizado actuar durante unos minutos y evitar cualquier acción abrasiva. La rasqueta puede ser de mucha utilidad en estos casos, aunque ten cuidado igualmente con la presión que ejerces y con el ángulo en que incides, porque puedes llegar a producir rayones.
Además, es más adecuado usar un paño que una esponja (el primero absorbe menos producto de limpieza), o bien utilizar una esponja específica para vitrocerámica. Otro truco es quitar la suciedad en el momento en que se produce (siempre que la vitro esté fría): la limpieza de mantenimiento es la mejor forma de evitar daños mayores.
Por último, y aunque los fabricantes en general recomiendan usar productos específicos, existen remedios caseros para la limpieza de la vitrocerámica. A veces basta con agua y jabón neutro para eliminar la grasa, frotando en círculos. El limón también puede ser un buen aliado para la eliminación de la suciedad más evidente, así como el vinagre. Otro remedio casero es el uso de hielo: enfriar la mancha ayuda a despegarla. Por último, evita los limpiadores abrasivos, como los quitagrasas, ya que pueden quitarle el color e incluso rayar la superficie de tu vitrocerámica.