Los meses de verano pueden convertirse en un periodo particularmente duro para nuestros vehículos, ya que pasan mucho más tiempo en la calle, soportan altas temperaturas y, en general, los utilizamos con mucha frecuencia para desplazamientos a lugares lejanos o a espacios relativamente complicados. Entre otras cosas, es posible que el hecho de que nuestro coche esté aparcado en la calle durante más tiempo repercuta en la limpieza de las lunas, con el peligro que ello puede conllevar al volante. Por eso es importante que nuestro parabrisas se encuentre perfectamente limpio para que nos permita tener la máxima visibilidad en todo momento. ¿Cómo limpiar los insectos y el polvo del parabrisas?
Existen dos grandes retos en cuanto a la seguridad de los cristales del nuestro vehículo: su limpieza y solo resistencia. En cuanto al primero de estos puntos, es importante recordar que el 90 por ciento de la información que recibimos al volante procede del exterior y nos llega a través de la vista. Tampoco hay que olvidar que el parabrisas también puede alojar sus propios “ojos”, los sensores de los sistemas ADAS de seguridad, que sirven para el correcto funcionamiento del sistema de alerta de cambio de carril o de la frenada de emergencia, entre otras cosas.
En este sentido, el verano suele ser el tiempo del año en el que más difícil es mantener los cristales limpios, especialmente debido a la presencia de insectos y polvo. Y es que durante el verano los mosquitos y demás pequeños animales se multiplican, con todo lo que ello implica. Si alguno de ellos acaba aplastado en una luna, quitar su mancha no será fácil si dejamos pasar demasiado tiempo. Por eso hay que mantener los cristales regularmente limpios para evitar manchas difíciles y pérdida de visibilidad.
Además, hay que tener en cuenta que, si le ponemos obstáculos difíciles al limpiaparabrisas, estaremos reduciendo su vida útil y su eficacia. También es importante mantener un nivel adecuado de líquido limpiaparabrisas, para que siempre podamos hacer uso de él en cuanto sea necesario. Eso sí, ten en cuenta que, si conduces de cara al sol y decides utilizar este líquido, vas a perder la visibilidad durante unos segundos. Tal vez sea conveniente esperar un poco para no comprometer tu seguridad al volante.
Valora también si el remedio puede ser peor que la enfermedad: si existe mucho polvo o tierra sobre el parabrisas, es posible que añadir líquido solo complique la situación. En estos casos, es mucho mejor que rocíes agua antes de comenzar a conducir y que elimines toda esta suciedad acumulada previamente.
Por último, en caso de manchas difíciles, puedes humedecer las lunas con agua y un jabón neutro y dejarlo actuar durante toda la noche. Conseguirás ablandar la suciedad y podrás eliminarla sin dificultad al día siguiente. Incluso es posible utilizar un poco de bicarbonato de sodio en un paño apto para la limpieza de cristales. No olvides llevar este tipo de productos en tu coche de forma permanente para poder hacer frente a cualquier mancha espontánea.