El verano, una de las épocas más mortíferas del año: ¿cuáles son las causas de muerte más comunes?
El verano es la época de ocio por excelencia, pero también una de las más mortíferas del año
Las temperaturas, baños en el mar o en aguas de interior, el aumento del tráfico… son factores de riesgo
A pesar de que la mortalidad en los meses de julio agosto es más elevada de lo normal, enero es el más mes con mayor mortalidad
Cada época del año tiene sus peligros y riesgos, y el verano es, quizás, la etapa en la que más cuidadosos debemos ser. El hecho de viajar a lugares desconocidos, lanzarnos a la aventura, bañarnos más en el mar y en aguas de interior... En definitiva, contar con un mayor tiempo de ocio, que podemos utilizar de muchas maneras, muchas veces entraña cierto peligro extra. Conviene no subestimar este hecho, ya que los meses más calurosos del año también son, a veces, los más mortíferos. Éstas son las enfermedades y causas de muerte más comunes en verano.
Enfermedades y causas de muerte más comunes en verano
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Una de las causas de muerte más comunes en verano es el ahogamiento, y así lo viene denunciando la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace años. En concreto, los ahogamientos son, según esta institución, una de las primeras causas de muerte accidental en niños entre 1 y 4 años.
Por eso, la vigilancia constante es básica cuando se trata de los más pequeños de la casa, especialmente si aún no ha aprendido a nadar. Elegir una zona de nado apropiada a su edad y no perderles de vista en ningún momento son puntos clave para evitar desgracias.
También son frecuentes en verano las muertes por elevadas temperaturas, muchas veces asociadas a enfermedades preexistentes, sobre todo de tipo cardiovascular o respiratorias. Los llamados golpes de calor tienen mucho que ver con estos supuestos, de forma que es importante conocer en qué consiste este fenómeno cómo puede evitarse, ya que sus síntomas pueden ser potencialmente mortales.
En el caso de niños y ancianos, es importante extremar las precauciones en los días de más calor, evitando la exposición directa al sol y manteniendo una hidratación suficiente, y dejando de lado la posibilidad de realizar cualquier actividad física.
Con todo, las muertes relacionadas con las altas temperaturas han disminuido mucho durante las últimas décadas: en el periodo comprendido entre 2002 y 2016, la mortalidad por patologías cardiovasculares atribuible a la temperatura disminuyó en un 38,2 por ciento con respecto al periodo 1980-1994, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
De él se desprende que esta causa de mortalidad relacionada con la temperatura ha descendido a un ritmo superior al 17 por ciento por década, algo que podría tener que ver con unas mejores condiciones de vida: un mejor sistema de salud, mejores estructuras, mejoras en las viviendas… y un desarrollo socioeconómico paralelo.
Por otro lado, hay que decir que, aunque los meses de verano son más mortíferos de lo normal, el mes con más muertes del año suele ser el mes de enero, y esto se relaciona con las bajas temperaturas que se registran durante el invierno. Enfermedades respiratorias como la gripe, y desde los últimos meses, el Covid-19, se extienden con mucha más facilidad entre invierno y resultan más mortíferas.
Según el estudio 'Excess winter mortality in Europe: a cross country analysis identifying key risk factors', el frío, en definitiva, se convierte en un enemigo de la salud, siendo septiembre el mes en el que menos muertes suelen registrarse, precisamente por sus temperaturas suaves, alejadas de los extremos de los meses de julio y agosto y sus olas de calor.
Por último, en cuanto a cuáles son las enfermedades o problemas de salud más frecuentes durante el verano, estos tienen mucho que ver con determinados factores de riesgo que debes conocer. Uno de ellos es el sol: no protege nuestra piel adecuadamente aumenta el riesgo de quemaduras, de insolaciones… Y también de padecer, a largo plazo, un posible cáncer de piel. Usa siempre factor solar adecuado, repite la aplicación cada poco tiempo y vigila tus lunares y el estado general de tu piel de manera periódica.
Además, debido a las altas temperaturas, es importante vigilar en extremo nuestra alimentación y la limpieza de los productos que consumimos, de manera que podamos evitar posibles intoxicaciones alimentarias, que se multiplican durante el verano. El daño ocular es otro mal asociado al verano, ya que la exposición a los rayos UVA suele aumentar considerablemente: asegúrate de que tus gafas de sol te ofrezcan la protección necesaria.
No olvides tampoco el mayor riesgo de sufrir accidentes de tráfico. Se trata de la principal causa de muerte entre los más jóvenes, especialmente cuando existe alcohol de por medio. Por eso, las autoridades recomiendan conocer de manera responsable, evitar las horas nocturnas, realizar tu viaje de verano en un tiempo razonable.
Ten en cuenta que los meses de verano son sinónimo de desplazamientos en coche, operaciones salida... y que el calor provoca que aumenten los accidentes de tráfico. Entre otras cosas, se calcula que, cuando el coche alcanza una temperatura de 30 grados o más en su interior, el riesgo de cometer errores en la conducción se incrementa en un 22 por ciento. Por ello, se recomienda encender el aire acondicionado y mantener una temperatura agradable.