Consigue dormir fresco en verano y evita el calor con estos consejos
Lucía SicreMadrid
Consigue dormir fresco en verano.Pixabay
Dormir fresco en verano (o, al menos, un poco más fresco) es posible tomando nota de estos trucos caseros (y sin aire acondicionado)
Dormir fresco en verano puede ser misión imposible en determinados lugares. Por ejemplo, en grandes ciudades de interior, como es el caso de Madrid. Altas temperaturas, ambiente seco, ni una pizca de aire en movimiento... Las noches pueden resultar casi tan calurosas como los días, lo que no ocurre (o no ocurre con tanta intensidad) en las zonas cercanas al mar. Sea cual sea tu lugar de descanso estos días, toma nota de estos trucos para dormir fresco en verano y refrescar tu estancia de forma natural, evitando dormir con aire acondicionado.
Dormir fresco en verano: trucos para descansar a pesar de las altas temperaturas
Lo más importante para lograr dormir fresco en verano es conseguir que tu casa mantenga una temperatura lo mas baja posible durante el día, así como ventilar a las horas adecuadas. También existen elementos que puedes usar, como mallas mosquiteras, ventiladores, textiles frescos... para permitir y mejorar el paso de aire fresco durante la tarde y la noche sin miedo a la entrada de insectos y mantener tu hogar un poco más frío. Toma nota de estos trucos para evitar el calor en tu dormitorio y en todo tu hogar:
Ventila solo a las horas adecuadas. Es decir, a primera hora de la mañana y por las tardes-noches. El resto del día, el aire será probablemente demasiado cálido y no ayudará a que tu casa permanezca fresca. Además, ayuda el hecho de crear corriente para que la circulación de aire lo enfríe todo en la mayor medida posible.
Cierra tu casa durante el día. Del mismo modo, las horas de más sol son el momento adecuado para echar cortinas, bajar persianas, usar toldos y sombrillas... En definitiva, para proteger muros, puertas y ventanas exteriores de la incidencia del sol.
Recurre a mallas protectoras. Si te da miedo la entrada de mosquitos u otros insectos durante la tarde o noche, puedes usarlas en ventanas y puertas exteriores para refrescar eliminando este riesgo. Es una inversión que agradecerás a la larga y que te permitirá ventilar de forma natural.
Usa materiales transpirables. Tanto en tu cama como en toda tu casa. Sábanas de algodón, mantas frescas, cortinas livianas y de colores claros, pijamas de verano (si es que el calor te permite usarlos)... Eso sí, es recomendable seguir protegiendo los colchones con fundas (a pesar de que sean más calurosas), ya que en verano sudamos más y podemos mancharlos fácilmente.
Humedece tus cortinas. Este truco es tan sencillo como eficaz: basta con rociarlas con un spray con agua cuando vayas a ventilar para conseguir que el efecto refrescante del aire exterior se multiplique. Ese mismo spray puede ser tu mejor aliado en las noches de mucho calor para aplicar agua fresca sobre tu cuerpo.
Utiliza el ventilador. Para maximizar su efecto, coloca delante del ventilador un recipiente con hielo y sal gruesa: el resultado te sorprenderá.
Rebaja la temperatura del suelo usando agua fría. Puedes realizar esta operación en tu terraza (si tienes) regando por las tardes, y en el interior, fregando con agua fresca. Notarás la diferencia.
Reduce el uso de electrodomésticos. Los electrodomésticos suelen generar calor, así que es mejor no usarlos, en la medida de lo posible, durante los días de altas temperaturas. Secador, horno, placa vitrocerámica, plancha... Es mejor usarlos de noche o, si es posible, no usarlos en absoluto.
Mantente fresco e hidratado. Una ducha helada y una buena hidratación te ayudarán a sobrellevar las noches de más calor.