En las montañas de Baralla, en Lugo, las clases se imparten en onda corta a falta de cobertura. Walkie-talkie en mano, al profesor le responden sus aplicados alumnos de primaria. La radio logra llegar donde no llega ni el teléfono ni internet. En el colegio ya tenían un taller de radio y ahora, con la ayuda de la Agrupación Radio Comarca de Ancares, lo han puesto en práctica. Son nueve niños.
Durante dos horas al día corrigen los deberes con su profesor que reconoce que "al principio les costó habituarse a guardar turnos, a saber esperar, a fijarse en lo que decíamos, pero teniendo en cuenta que tienen ocho años se adaptaron con facilidad. Y así los niños contestan con su walkie y el profesor les va corrigiendo. Es la otra realidad de una parte de España que sale a la luz ahora y que demuestra también la tremenda capacidad de adaptación de muchos profesores y de niños en sus casas para que nadie se quede atrás a la hora de recibir su educación. A grandes males, grandes remedios.
De hecho, Save the Children ha reaccionado hoy a las recomendaciones del Gobierno para el fin de curso (que cinco CCAA ya rechazan) que "son adecuadas en los objetivos", pero advierte que "pueden no serlo en la práctica, dada la falta de concreción normativa y de recursos así como de consenso con las comunidades autónomas, que serán quienes tengan que aplicarlas".
Save the Children recuerda que la repetición ya era una medida excepcional en la ley, pero "no en la realidad --casi 1 de cada 3 estudiantes ha repetido a los 15 años en España--, por lo que sería necesario que el Ministerio de Educación acordara criterios claros, como límites de porcentaje de alumnado, o modificara los criterios de promoción que están en la normativa estatal". Los esfuerzos como el de las montañas de Lugo demuestran que queda mucho por hacer.
No es el único gesto que muestra que la inteligencia, las ganas y los valores también surgen en momentos de crisis. El Ayuntamiento de San Sadurniño (A Coruña) preparó este jueves 6 lotes de alimentos no perecederos de la despensa del colegio público de la localidad, que se entregarán a "familias con niños en una situación más vulnerable" durante el estado de alarma. En un comunicado, aseguró que a raíz "del cierre del comedor corrían el riesgo de echarse a perder". Entre los productos, figuran queso, tartas o flanes, además de jamón, embutidos, chocolate o harina. "Tenían fecha de caducidad para la primera quincena de mayo", detalló el consistorio, que señaló que pactó con la "dirección distribuirlos entre familias en situación vulnerable".