En los últimos tres años, se han registrado en España picaduras de redúvido Zelus renardii, conocidos como chinches asesinadas porque mata a otros invertebrados. Este heteróptero se ha expandido por las zonas urbanas de España al igual que en otras zonas de Europa.
La especie, originaria de Centroamérica y Norteamérica, “ha experimentado en pocos años una importante expansión y colonización de zonas urbanas de España peninsular”, según señalan en un reciente estudio Adrià Miralles-Núñez, Carlos Pradera y Juan A. Pujol. “En estos entornos se han detectado casos de picaduras en personas, lo cual tiene una implicación para la salud”, añaden.
En los últimos años, este redúvido “se ha registrado en numerosos países de la cuenca del Mediterráneo, como España, así como en otros países de Sudamérica, como Chile y Argentina, donde se ha vuelto abundante. También se ha citado en Filipinas o la Polinesia Francesa.
“Se trata de un depredador generalista habitual en zonas urbanas y agrícolas”, que si bien ha resultado beneficioso como depredador de algunas especies que constituían plagas, también ha puesto en peligro los cultivos al alimentarse de otros enemigos naturales, detallan.
Aunque las picaduras a humanos no son muy frecuentes, “se producen cuando estas se encuentran en zonas donde los redúvidos están en número elevado o bien cuando estos entran en viviendas”. En este sentido, el peligro, advierten, se da principalmente “en verano para trabajadores de cultivos infestados con pulgones”, pero “también en invierno, cuando los adultos entran en viviendas cercanas a estos cultivos”.
Tras una recopilación bibliográfica, los autores del estudio han encontrado que el primer caso de una picadura en España que esté documentada se dio en Elche, el 16 de octubre de 2018. Desde entonces, se han registrado nueve personas con picaduras de esta especie en las provincias de Valencia, Alicante, Cádiz, Madrid.
Después de analizar los casos, han concluido que cuando un Zelus renardii pica a una persona “se detecta rápidamente la chinche en la parte del cuerpo afectada, por lo que es fácil su recolección y posterior identificación como causante de la picadura”.
El afectado siente “un pinchazo intenso de dolor agudo que se prolonga minutos después”. Aunque, generalmente, “el dolor desaparece”, “en algunas personas puede durar horas”. Además, “tras la picadura queda un pequeño eritema que desaparece en los siguientes días”.
“La picadura se puede producir a cualquier hora del día tanto en exterior como en interior de viviendas”, informan añadiendo que “la mayoría de casos reportados corresponden a picaduras de adultos”, pero también lo pueden hacer cuando son ninfas.
Por último, advierten que la especie puede causar molestias en zonas urbanas de España porque “se está volviendo cada vez más frecuente en toda la zona mediterránea” y, al ser una especie que hiberna, “no es raro encontrarla dentro de edificios en invierno” y, por lo tanto, acabe causando más picaduras que cualquier otro redúvido.