Obtener el certificado energético de un determinado inmueble se ha convertido en una nueva obligación y un requisito básico de cara a la venta o alquiler de cualquier propiedad. Se trata de un documento oficial, redactado por un técnico especializado y debidamente cualificado, en el que se analiza (como su nombre indica) el grado de eficiencia energética de una vivienda, local, etc. Se crea calculado su consumo energético aproximado durante un periodo de un año, y el resultado supondrá otorgarle un etiquetado u otro, lo que servirá como información valiosa para el comprador o inquilino, ya que le permitirá prever cuánto dinero deberá gastar en consumo asociado a la vivienda. ¿Cómo conseguir el certificado energético? ¿En qué casos es obligatorio?
Tal y como recuerda Endesa, el certificado energético de vivienda es obligatorio tanto para vender un inmueble como para alquilarlo. En este documento, un técnico acreditado comprobará la producción de agua caliente, calefacción, iluminación, refrigeración y ventilación de tu vivienda, valorando también la eficiencia energética de los materiales de aislamiento del espacio, como ventanas, cerramientos, carpinterías, sistemas de climatización... También entrarán en juego factores relacionados con la propia construcción del edificio, como su envolvente térmica o sus instalaciones de electricidad y gas natural.
El resultado será una valoración que podrá ir desde la letra A (máxima eficiencia energética) hasta la letra G (menor eficiencia). Con esta información, el comprador o futuro inquilino podrá valorar de manera más fiel el coste real de vivir en ese espacio, estimando cuánto dinero tendrá que destinar a consumos varios, así como qué tipo de obras e inversiones tendrá que llevar a cabo en el futuro para mejorar la eficiencia energética del inmueble, en caso de compraventa.
De hecho, este tipo de certificado trata de premiar la eficiencia energética, favoreciendo la venta o alquiler de viviendas más sostenibles en el mercado gracias a la existencia de una prueba objetiva de su eficiencia y bajo gasto energético. Se basa en la lógica de que, cuanto más eficiente sea una vivienda, más sencillo será venderla o alquilarla.
En cuanto a cuándo no necesitas certificado de eficiencia energética, existen pocas excepciones a la obligación de hacerse con uno de estos documentos. Por ejemplo, se libran de esta obligación los edificios y monumentos protegidos oficialmente por ser parte de un entorno declarado, o por razón de su valor arquitectónico o histórico. Lo mimo se aplica a los edificios religiosos y de culto, y a aquellos con una superficie útil total inferior a 50 metros cuadrados, entre otras excepciones.
La normativa también libera de esta obligación a talleres o habitáculos previstos para labores agrarias y no para uso residencial, así como a edificaciones que, por sus características, deban permanecer abiertas. Lo mismo se aplica a las construcciones provisionales que tengan menos de dos años desde su fabricación, así como a edificios o partes de edificios cuyo uso sea inferior a cuatro meses anuales, o bien durante un tiempo limitado al año, y que resulten en un consumo de energía inferior al 25 por ciento del previsto por su utilización durante la totalidad del año, siempre que así conste mediante declaración responsable del propietario de la vivienda
En cuanto a cómo conseguir un certificado energético para tu vivienda, se trata de un trámite muy sencillo: deberás buscar un técnico certificador autorizado en tu zona y solicitar una cita para que visite el inmueble y proceda a valorar su eficiencia energética. En su visita, el técnico tomará medidas, revisará materiales y cerramientos, creará un plano con toda la información recopilada y obtendrá como resultado una certificación creada por un programa informático.
Como resultado, recibirás un dossier con toda la información relativa a la eficiencia energética de tu inmueble, así como una lista de recomendaciones para mejorar en este aspecto. Eso sí, deberás desembolsar cierta cantidad de dinero para obtener este certificado. Es difícil contestar a la duda de cuánto cuesta un certificado de eficiencia energética, ya que la suma puede variar en función de muchos factores: el tamal de la vivienda es quizás el más importante de ellos. Así, en general, puedes calcular un coste de entre 50 y 250 euros para una vivienda de menos de 80 metros cuadrados. En el caso de viviendas más grandes, el precio irá incrementándose proporcionalmente, pero se trata de un mercado libre y, por tanto, debes tener en cuenta que cada profesional puede marcar la tarifa que considere conveniente.
El último paso es registrar tu certificado: para ello, deberás acudir al organismo competente de tu comunidad autónoma, que verificará que toda la información es correcta. Muchas veces es el propio técnico el que lleva a cabo este paso. Una vez registrado y aprobado, recibirás tu etiqueta energética oficial.