Cuando hace nueve meses Alba y Dani comenzaron a planear su boda, la última de sus preocupaciones era la declaración del estado de alarma en el país por una pandemia global. Tal y como recoge La Voz de Galicia, la pareja planeó su ceremonia para este sábado pero a última hora todo tuvo que ser cancelado.
El enlace había sido planeado hasta el último detalle. La ceremonia se iba a celebrar en la Plaza de Abastos de Monforte, y posteriormente los invitados se trasladarían a otro espacio acondicionado para el convite. Un recinto que había permanecido cerrado durante 15 años y cuya limpieza y montaje tuvo que extenderse por varias semanas, con el coste que ello conlleva. No son héroes pero sí se tomaron todo con humor.
Con 190 invitados ya en la ciudad, el viernes tuvieron que cancelar todo. “Fue todo muy rápido
porque aún no sabíamos qué tipo de restricciones al movimiento se iban a aplicar. Así que cerramos la puerta con todo allí montado y, por qué no decirlo, con todo ese dinero ahí dentro”, comentaba Alba, que trabaja como organizadora de bodas en la empresa Frida Kiwi.
El día de su boda ambos se levantaron tristes y desubicados en su piso de A Coruña, pero el ánimo de ambos cambió cuando Dani le propuso “casarse en la ventana”. Con sus amigos enviándoles fotos con los trajes y preparados para la ceremonia, tuvieron que echar mano de su vecino de al lado para oficiar y grabar la boda y de una bata blanca como vestido.
Con el resto del barrio como testigo desde sus ventanas, los aplausos y vítores se sucedieron tras el “sí, quiero” y la novia hasta lanzó el ramo. La historia de una boda en pleno confinamiento. Ahora deberán pasar la luna de miel en el piso mientras sea necesario y esperar a poder concretar una nueva fecha para su boda soñada. Al menos esta perfomance tiene su gracia.